NACIONALISMO ESPAÑOL Y CATALUÑA

                     Sostengo que la economía catalana no solo es la consecuencia del carácter emprendedor de los catalanes, que también, sino de los beneficios que el nacionalismo español aportó a la falta de competitividad de su industria. Solo unos ejemplos:

“La política proteccionista de Cánovas se basó en dos principios: acabar con el régimen aduanero de Laureano Figuerola en 1869  y definir dos tarifas distintas en el nuevo Arancel de 1891.  En 1869, el Arancel de Figuerola dio un paso hacia el libre comercio, reduciendo progresivamente la protección de productos nacionales hasta el 15%, lo que provocó las duras críticas de los industriales catalanes, entonces aferrados impenitentemente al nacionalismo español.” (Ante la Reaparición Del Proteccionismo En La Europa Del Mediterráneo. Pedro Schwartz Girón. Mediterráneo Económico 9.)

Pero no solo ese proteccionismo se basó en el mercado interior; Cuba, Puerto Rico y Filipinas fueron los mercados que la industria textil eligió para poder hacer frente a una oferta no competitiva que necesitó del apoyo de dos medidas del gobierno proteccionista nacionalista español: La Ley de Relaciones Comerciales con las Antillas y el Régimen Arancelario de las Colonias. Por la primera medida, la entrada de productos manufacturados españoles en las colonias españolas se cargaba con un arancel del 11%, mientras que los procedentes de países extranjeros soportaban gravámenes del 46%. Ese proteccionismo fue el causante de la insurrección cubana que concluyó con la perdida de esa colonia.

La perdida de las colonias provocó la inquina de la burguesía catalana contra un Estado, el español, que no supo mantener unas colonias que significaban la única salida a una industria textil que solo subsistía con el apoyo arancelario del nacionalismo proteccionista español. Con la llegada de la dictadura de Primo de Rivera, las cosas en la industria volvieron a su cauce proteccionista, pues no en vano, el general golpista hizo su pronunciamiento militar desde la Cámara de Comercio de Barcelona.  La Política Arancelaria constituyó otro estímulo para el desarrollo industrial catalán. La dictadura hizo suyas las ideas proteccionistas de la burguesía industrial y con la “Ley de protección industrial” (1926) convirtió a España en un espacio económico muy cerrado en el que la industria del país podía trabajar sin temor a la competencia exterior”. “Y, cuando éste (el golpe) tuvo lugar, Cambó -el líder de la Lliga Regionalista-, no dudó en exclamar que aquél era el único dulce que había podido paladear en un año amargo. Puig i Cadafalc lo corroboró al afirmar que, entre un golpe ilegal y los políticos corrompidos del sistema liberal hasta entonces vigente, la Lliga, prefería el primero”. El mismo autor sigue diciendo: “La euforia con que las Cámaras de Comercio e Industria de Cataluña dieron la bienvenida al dictador fue ampliamente recompensada con «paz social» y con los aranceles más altos de Europa”. (Hacia una comprensión de la dictadura de Primo de Rivera. Shlomo Ben-Ami. Department of History University of Tel-Aviv).

“Esta estructura de la protección provocó que la industria y la creciente población urbana se vieran obligadas a consumir productos a precios mucho más elevados que los del mercado internacional y superiores también a los existentes en otros países. Con lo cual, los costes de producción fueron mayores y la renta disponible para demandar bienes no alimenticios por parte de la población o de otras industrias menor”. (España y la Economía Internacional. Jordi Palafox Gámir. Universidad de Valencia)

La victoria de Franco en la guerra civil supuso una ruptura en la historia económica de España, sin duda la más brutal de las ocurridas en el siglo XX.

“La burguesía catalana sería considerada por algunos sectores del nuevo régimen históricamente culpable, lo que la llevaría, por una parte, a constantes y reiteradas adhesiones al régimen y, por otra, a la renuncia de toda defensa de la identidad nacional e incluso al abandono de la propia lengua.

Las manifestaciones de gratitud hacia el régimen restaurador se repetirían durante los primeros años cuarenta en todas las organizaciones patronales catalanas. Así, por ejemplo, el presidente del Gremio de Fabricantes de Sabadell, durante la visita de Franco a la ciudad con motivo del tercer aniversario de la liberación, llamaba a los industriales a “mostrar toda nuestra gratitud imperecedera al salvador de España”, recordando que “después de Dios es al Generalísimo Franco y a su valeroso Ejército a quienes debemos la terminación de nuestro cautiverio y la conservación de nuestros hogares y la recuperación de nuestro patrimonio industrial”. (Los Industriales Catalanes Durante el Franquismo. Carmen Molinero. Universidad de Barcelona).

Es posible que esta historia sea desconocida por muchos de los que siguen manteniendo el discurso victimista como sustento adecuado para conseguir sus objetivos secesionistas o, es posible que traten de ignorarla para que no se encargue de arrumbar esos afanes independentistas.