agosto 2014

Elección de alcaldes: la casa por el tejado

Elección de alcaldes

La manera de elegir al alcalde de cada pueblo o ciudad de España no es lo que más preocupa a la población española que, seis años después del inicio de la crisis, desearía ver debatir a sus representantes políticos e institucionales sobre el tamaño que tendrá España cuando seamos capaces de dejar atrás esta desgraciada etapa. Y no me refiero al tamaño físico, sino al conceptual.

Pero, aunque la elección de alcalde no esté en la agenda ciudadana, sí lo está en la de los partidos políticos y en la de quienes tenemos la enorme suerte de disponer de un medio para trasladar nuestra visión de las cosas.

De chachas y desgarros

Javier León de la Riva explica sus declaraciones ante los medios. (Efe)
De cuando en cuando, el mundo político y el mediático encuentran temas para la discusión y el debate que dan para alargar las opiniones hasta el infinito. Uno de esos asuntos, el de la elección directa de los alcaldes, había vuelto a asomarse al foro y estaba provocando las delicias de quienes pueden opinar con total impunidad sobre las ventajas y los inconvenientes de esa forma de elección. Defender una u otra posición no compromete en casi nada y, tampoco, obliga a devanarse los sesos tratando de dar con la fórmula que permita, por ejemplo, reducir las listas de paro de nuestro país. Da la sensación de que algunos piensan que los parados se despiertan cada mañana preguntando si por fin se elegirá o no directamente a los alcaldes, para saber si encontrarán o no empleo.

Rescatar las ideas

Dice el sondeo de opinión del CIS del mes de julio pasado que los políticos se han convertido en el cuarto problema para los españoles, detrás del paro, la corrupción y el fraude y los problemas de índole económica. El terrorismo ha pasado a ocupar uno de los últimos lugares en el panel de asuntos que molestan o preocupan a los ciudadanos. No dice el sondeo si lo que preocupa son los políticos actuales o los políticos en general. Si fueran los actuales, la solución parece relativamente fácil.

Pudrid la conciencia

Jordi Pujol
El expresidente de la Generalitat aseguró a Jordi Évole en una entrevista en el programa Salvados de La Sexta, el pasado 5 de marzo de 2012, que los corruptos no le han tentado, porque «los que tientan ya saben que hay gente a la que no se puede tentar». Sin embargo, Pujol reconoció que «en la política se aspira al poder y el poder, poco o mucho, tiene capacidad de corrupción».

Dos escenarios, cinco preguntas

Como estaba previsto y cantado, el Congreso Federal del PSOE eligió secretario general a Pedro Sánchez y a la Comisión Ejecutiva que le acompañará en esta travesía. El nuevo secretario general había comprometido su interés en elaborar una dirección federal corta y que pudiera visualizarse como el gobierno socialista en la sombra. Si para gobernar España son suficientes catorce o quince ministerios, no parece descabellado afirmar que para gobernar un partido bastaría con un número de secretarías equivalente. Pero no ha sido así. El número de miembros de la Comisión Ejecutiva Federal ha vuelto a dispararse hasta alcanzar la cifra de treinta y nueve. La primera pregunta que se me ocurre formular ante este escenario es: ¿Cuáles fueron las razones que impidieron cumplir la palabra y el deseo de Pedro Sánchez a la hora de proponer una dirección corta y solvente?

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