El capitán, el maquinista y la auxiliar de clínica

Traslado de uno de los religiosos españoles infectados por el ébola. (Efe)

El 13 de noviembre de 2002, el petrolero Prestige se accidentó y, seis días después, acabó hundiéndose frente a la costa da Morte gallega. Las 77.000 toneladas de fuelóleo que se almacenaban en las bodegas del barco generaron una marea negra que el entonces vicepresidente del Gobierno de España, Mariano Rajoy, confundió con otra cosa: “Salen unos pequeños hilitos, hay cuatro en concreto, los que se han visto, cuatro regueros, me dicen, regueros solidificados con aspecto de plastilina en estiramiento vertical”. Sigue leyendo