abril 2016

La sala Tàpies

Rajoy y Puigdemont
Si algún presidente autonómico del norte, del sur, del este o del oeste llegó a pensar en algún momento que era el rey del mambo, que se le vaya quitando esa megalomanía de la cabeza porque como dice el editorial de El País del pasado 21 de abril, «El hecho de que Rajoy compareciera ante la prensa cuando no lo había hecho tras entrevistarse con otros presidentes autonómicos es un gesto a valorar».

No a cualquier precio

En primer término, Nicolás Sartorius; a la izquierda, adelante, Diego López Garrido. SAMUEL SÁNCHEZ Un grupo de intelectuales, artistas y sindicalistas presentaron el lunes, 11 de abril, un manifiesto que sumaba un centenar de adhesiones en el que se reclamaba «un acuerdo entre el PSOE, Podemos y Ciudadanos para lograr un Gobierno del cambio y evitar las elecciones y al PP». Salvo los votantes del partido popular, serán pocos los ciudadanos que estén en contra de ese deseo que los intelectuales, artistas y sindicalistas manifiestan en el documento presentado.

¿Hay alguien que defienda las primarias?

Primarias en el PSOE. (EFE)
En la página 112 del documento base de la Conferencia Política que el PSOE celebró en noviembre de 2013 se puede leer:

«Entendemos que las primarias abiertas, además de un claro elemento de profundización en la democracia interna del partido, son una ventana de oportunidad para ampliar la base social del PSOE, al abrir la participación en estos procesos a sectores sociales progresistas que de otra manera no participarían en la vida política y orgánica del partido».

No hay manera de rebatir esa afirmación, por lo que quienes estamos en contra de esa forma de elección del candidato socialista a la Presidencia del Gobierno o a la Secretaría General, estamos remando a contracorriente y tenemos perdida la partida. Oponerse a la participación democrática en cualquier proceso electoral lleva aparejado el calificativo de aparatero y antiguo.

La última pirómana

El escritor Heinrich Heine escribió en 1821 “Ahí donde se queman libros se acaba quemando también seres humanos”. Tal vez esa premonición fuera la que hizo exclamar a Sigmund Freud, al enterarse de que algunos libros suyos habían sido quemados: “¡Cuanto ha avanzado el mundo: en la edad media me habrían quemado a mí!”. Lamentablemente, el mundo avanza en algunas facetas y retrocede en otras; Freud que murió en1939 vio como en 1933, cuando los nazis del Nacionalsocialismo tomaron el poder en Alemania, se inició una campaña liderada por la Unión Estudiantil Nacionalsocialista, que concluyó en la quema de libros de autores judíos, pacifistas y marxistas, frente a la Universidad Humboldt, en Berlín, y que fue imitada poco después por más de veinte universidades alemanas. Esos incendios sirvieron para calentar más el ambiente antisemita y para desmentir al padre del psicoanálisis en su constatación del avance de la humanidad. A él no lo quemaron pero, pocos años después de su muerte, y tras la Noche de los cristales rotos, en 1938, los mismos que quemaron libros, quemaron librerías, sinagogas y negocios judíos, como prólogo de lo que fue la Solución final que eliminó por gaseamiento, fusilamiento y otro tipo de asesinatos a seis millones de judíos.

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