Los dilapidadores del 15-M

La Puerta del Sol en 2011
El 15-M de 2011 fue un movimiento que se nutrió de tanteos, de experimentos, de reivindicación de nuevas formas de enfrentarse a la realidad. Se organizaron en asambleas y probaron. No todo funcionó, no todo hubiera podido ser realizable, pero a partir de ahí se alteraron determinadas prácticas y algunas maneras de hacer política. Los que se juntaron en la Puerta del Sol no iban de listos ni de sobrados; iban de intrépidos y de audaces.

Por el contrario, los que aspiraron a constituirse en los herederos de ese movimiento abandonaron el atrevimiento y la audacia; se apuntaron al podemos y abandonaron el probemos. Aparecieron como los listos de la clase y los pedantes de la tertulia, protagonizando uno de ellos, en exclusiva, la dirección, la iniciativa y la representación, al estilo de los partidos tradicionales, lejos del liderazgo abierto y socializado que defendieron los participantes del movimiento 15-M.
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