octubre 2016

Recordando otros tiempos

Nicolás Redondo, junto a Santiago Carrillo, durante la huelga general de 1988. Tres años antes abandonó el grupo parlamentario socialista por discrepancias por la política económica del PSOE/Captura de pantalla de un vídeo de YoutubeDefinitivamente, la investidura de Rajoy como presidente del Gobierno llega a su fin. Tras dos votaciones, la abstención del PSOE y los votos afirmativos de PP, C’s y Coalición Canaria darán más votos positivos que negativos. En condiciones normales, el PP hubiera sido el gran derrotado de las elecciones del último 20 de diciembre. La lógica se hubiera impuesto y el PSOE hubiera vuelto a ocupar la presidencia del Gobierno, no gracias al turnismo del que habla Iglesias, sino porque la izquierda socialdemócrata hubiera superado en votos a un partido del que huyeron varios millones de votantes populares a los que les ofendió el terreno que durante años había pisado el PP con Bárcenas y Correas al mando.

Entrevista a JCRI en «Al Rojo Vivo»: «El PSOE no caerá en la trampa de Pablo Iglesias»

Rodríguez Ibarra ha dicho en ARV que «la socialdemocracia nunca se deja engatusar por la propuesta comunista de la unidad de la izquierda que tanto fracaso trae». Además, ha añadido que «cuando se dice que tienen que votar las bases, va en contra de la esencia de la socialdemocracia«.

¡Como para quejarse!

Se entendería que alguien deseara romper amarras con la parte a la que está unido, sabiendo que esa ruptura significaría para él un perjuicio en lo económico. Entonces, lo que movería a la separación sería otro tipo de razones distintas a las puramente pecuniarias. En el caso de Cataluña, los precursores de la independencia nunca dan por supuesto que la ruptura significará el empobrecimiento de la gente que en ella vive. No se querrían ir si supieran que irían a peor. Quieren marcharse porque piensan que vivirán mejor. La identidad, la diferencia, la lengua y la cultura no son el argumento sino la excusa para vivir mejor. Cuando el nacionalismo español de la Restauración, de la dictadura de Primo de Rivera, de la dictadura de Franco supuso un trato preferente y privilegiado para la industria y las infraestructuras catalanas, nadie acarició la tentación de romper para perder. El estatuto de Cataluña de la II República definía a ese territorio como «Región española».

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