febrero 2019

MÁS QUE UN CLUB

Soy aficionado al futbol y me gusta ver jugar al Barça. Nunca se conoce con exactitud las razones que te llevan a ser forofo de un equipo y enemigo de aquel otro que le planta cara al equipo de tus amores.

Cuando tuve edad para saber, supe lo que acaban de conocer muchos españoles: el Barça nunca fue el símbolo del antifranquismo. La directiva del club acaba de aprobar la nulidad de las dos medallas que el club -que es más que un club-concedió a SE el Generalísimo Franco. Ahora pretenden hacernos creer que estuvieron obligados a hacerlo, pero nadie va a creerse que en 1971 y en 1974, es decir, en los estertores del franquismo, el Barça estuviera obligado a concederle una medalla de oro en 1971 y nombrar a Franco presidente de honor del Palau Blaugrana y el Palacio de Hielo, y concederle la Medalla de oro del club en 1974 con motivo del 75 aniversario de su fundación.

La hora de la justicia

La hora de la justicia / rosell
La hora de la justicia / rosell

No hay diálogo posible ni nada que negociar con el independentismo. O Constitución y Estado democrático de derecho o república catalana independiente. Éstas y no otras son las alternativas que están en juego. Los independentistas ya han manifestado, por activa y por pasiva, cuáles son sus premisas de partida: La república catalana independiente ya fue promulgada y no piensan retroceder hacía otra fórmula diferente.

¿Cómo piensan pasar a la historia?

«Los actuales dirigentes de las formaciones que apoyan la Constitución española tienen que decirnos ya al resto de los españoles cuál va ser el papel por el que quieren pasar a la historia»

¿Qué es un relator? ¿Quién es el relator? No me interesa tanto saber quiénes son ellos como saber quiénes somos nosotros. Y en ese nosotros incluyo a los partidos constitucionalistas, tanto los que votamos la Constitución (PSOE) como los que se abstuvieron (PP) o no la votaron porque no existían como partido en 1978 (Cs). Y ese nosotros enfrenta un conflicto que promete acabar con la Constitución y, por tanto, con la democracia, salvo que seamos capaces de ganarles desde la legalidad constitucional y desde la lealtad democrática. Ese conflicto no es otro que el proceso secesionista que si no fuera por la tragedia que está generando en Cataluña podríamos equipararlo al proceso de Kafka por la cantidad de dislates que lo acompañan.

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