“Prometo por mi conciencia y honor cumplir fielmente las obligaciones de Vicepresidente segundo, con lealtad al Rey y guardar y hacer guardar la Constitución como norma fundamental del Estado, así como mantener el secreto de las deliberaciones del Consejo de Ministros».
“Prometo por mi conciencia y honor cumplir fielmente las obligaciones de Ministro de Consumo, con lealtad al Rey y guardar y hacer guardar la Constitución como norma fundamental del Estado, así como mantener el secreto de las deliberaciones del Consejo de Ministros».
No ha pasado ni siquiera un año y tanto Pablo Iglesias como Alberto Carlos Garzón acaban de incumplir la promesa que hicieron ante testigos tan cualificados como el Jefe del Estado, el Presidente del Gobierno y el Ministro de Justicia como notario mayor del Reino. También fuimos testigos los españoles que tuvimos interés en seguir por los medios de comunicación la ceremonia de jura o promesa del gobierno de coalición presidido por Pedro Sánchez. Tanto Iglesias como Garzón, al prometer lealtad al Rey, se comprometieron a obligarse a ser leales con el Rey, asegurando que lo que prometían era cierto, que en eso consiste la promesa.
No siempre se tiene la obligación de mantener a machamartillo lo que en un momento determinado se tiene por cierto. A todos nos asiste el derecho a cambiar de opinión; faltaría más. Entiendo que las declaraciones de esta última semana de Garzón y de Iglesias sobre el rey Felipe VI constituyen una rectificación de lo que prometieron hacer cuando participaron en la ceremonia de acatamiento de la Constitución. Ya no son leales al Rey. Y están en su derecho. El mismo derecho que tenemos los ciudadanos de exigirles coherencia: para ser miembro del gobierno de España se exige lealtad al Rey. Quienes hayan renegado de su promesa deben desertar del cargo que les llevó a formularlas
Estos van a dimitir? Y donde van para mantener el tren de vida?