Los programas televisivos del corazón han abandonado el cotilleo habitual y el famoseo para adentrarse de lleno en los casos de corrupción que salpican la vida española en estos momentos. Todo un síntoma de que la corrupción ha dejado de ser un asunto al que habría que ponerle coto para convertirse en un entretenimiento más para las tardes aburridas. ¡Mal vamos!