A raíz de la publicación por el CIS de un fraudulento sondeo electoral (34-38 diputados para el PP; 42% de votos) se montó una falsa leyenda, jaleada por los medios afines al gobierno de coalición (PSOE-Sumar), sobre la posibilidad cierta de que el Bloque Nacionalista Gallego más el PSOE pudieran arrebatar el gobierno de la Xunta de Galicia al PP que, según ese falso sondeo, perdería la mayoría absoluta. Era falso el sondeo o producto de la incompetencia.
Si es cierto que el PSOE y sus socios consiguieron en el mes de julio del año 2023 utilizar el miedo a la extrema derecha como fórmula para evitar la mayoría que le permitiera al PP gobernar en España en las elecciones generales de ese año, no es menos cierto que el PP y sus adláteres han sabido utilizar el terror al independentismo para evitar su descarrilamiento electoral en las elecciones gallegas del domingo pasado.
Si el CIS hubiera contado la verdad, seguramente el electorado gallego se hubiera relajado ante lo que todos los sondeos aventuraban como una nueva mayoría absoluta para los populares. Tal vez, ante la seguridad de la victoria popular, algunos miles de votos de derechas o se hubieran quedado en casa o hubieran ido al partido de la extrema derecha, Vox.
No constituiría ninguna tragedia el pobre resultado del PSOE (9 diputados) si, además del PP, existieran otras formaciones políticas de ámbito estatal dispuestas a salvaguardar el espíritu de la transición y la Constitución de 1978. El drama se ve venir si el PSOE (único partido que queda como tal de entre los que redactaron la ponencia de esa Constitución) sigue el deterioro que está sufriendo desde mayo del año pasado. El PP ha salvado los muebles con el resultado obtenido en las elecciones autonómicas gallegas, pero podía no haber conseguido mayoría absoluta o perderla en las próximas elecciones; tarde o temprano el vuelco se producirá en Galicia y el sustituto de los populares no será un partido constitucionalista, como el socialista, sino uno independentista como el BNG por mucho que se disfracen de lagarterana.
Nada bueno se percibe en el panorama si esa situación llegara a producirse. Tendríamos tres Comunidades históricas gobernadas por nacionalistas o independentistas (veremos qué pasa en Euskadi con Bildu) en Galicia, Cataluña y País Vasco.
Algunos intentan por todos los medios salvar de la quema al PSOE y al presidente del Gobierno de España; “El hundimiento del PSOE no ha tenido nada que ver con la amnistía” repetían como muñecos ventrílocuos horas después de que el recuento de votos ponía al descubierto el error de la estrategia seguida tras el engaño del CIS. Se intentaba salvar de cualquier manera la estabilidad del gobierno de coalición.
El diario El País recomendaba en su editorial del día después la necesidad de realizar una autocrítica en el seno del PSOE. Supongo que excluirá de ese quehacer a quienes han ejercido la crítica desde la lealtad a las siglas socialistas recibiendo a cambio reprimendas e insultos. Solo los muy ciegos o los muy hooligans no quisieron ver lo que se avecinaba ante la orfandad en la que el PSOE deja la defensa de un proyecto autónomo y mayoritario. Cualquiera sabe que siempre se prefiere el original a la copia y, por eso, los gallegos que no comulgan con el PP dirigieron su voto al Bloque que es independentista y, consecuentemente, debería tener enfrente a los socialistas.
El drama del PSOE solo lo sería para quienes militamos en ese partido si solo a nosotros nos afectara. Lo verdaderamente dramático es la polarización que tras las elecciones gallegas se reafirma más en la sociedad española; y esa polarización le afecta a la democracia y al futuro de nuestro país.
Creo que ha llegado el momento de hacer algo para evitar la desaparición del PSOE y de paso la contemplación del desmoronamiento del estado Constitucional del 78.
El «largocaballerismo» renacido en Pedro Sánchez,que estamo viviendo, de forma inexorable nos conduce a un enfrentamiento social, y acabaremos en una tercera república los como los nacionalistas radicales y los antimonarquicos pretenden,. ¿Verdad Pedro?