ESTADO DE LA NACIÓN

Bastaría que Rubalcaba repitiera hoy todo lo que dijo Rajoy en el último debate sobre el estado de la nación para que la derecha española aplaudiera a rabiar como lo hizo hace dos años cuando, ante la situación calamitosa por la que pasaba el país, se limitó a desacreditar a Zapatero y a pedir elecciones.
Sería un gran error, y no porque España haya encontrado su buen camino -todo va peor que en el 2011-, sino precisamente por eso, porque esa posición no ayudaría en nada a España aunque pudiera servir a los interesé electorales socialistas.
Los españoles esperamos ilusión, entusiasmo, liderazgo y dirección. Si no lo ofrece el presidente del gobierno, que lo ofrezca la oposición, pero que no asistamos a un debate vacío, tenso, marrullero y escabroso. La paciencia se está agotando. Mañana se puede acabar la confianza en los políticos y en la política o se puede volver a levantar la cabeza, arremangarnos, poner lo mejor de nosotros mismos y decidir comernos al país. De ellos depende devolvernos la ilusión o arruinar el sistema de representación.

 

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