Daniel Goleman dice en su libro, “Inteligencia Emocional”, que existe una tendencia natural a ver las cosas y los acontecimientos de una manera mucho más complicada de lo que son en realidad. Esa tendencia, continúa Goleman, se acentúa cuando las personas atraviesan situaciones de estrés elevado. Al empresario inglés Richard Branson se le atribuye lo siguiente: “La complejidad es tu enemiga. Cualquier tonto puede hacer algo complicado. Lo difícil es hacer algo simple”.
A las tres semanas de las elecciones autonómicas catalanas, son varios los análisis que se hacen de los resultados que arrojaron las urnas. La mayoría de ellos se centran en adivinar o en sentenciar (según el emisor) el éxito o el fracaso de las diversas medidas que el gobierno de España ha ido tomando en esos años sobre el procès catalán. Para unos, tras las elecciones catalanas, el éxito del partido de los socialistas catalanes (PSC) deja atrás el procès y abre una nueva vía de convivencia en Cataluña y de esta con el resto de España. Para otros, el procès sigue vivo y coleando.
Para seguir los consejos de Goleman y de Branson, me aproximo al resultado de las elecciones del pasado día 12 desde la sencillez, eliminando la complejidad con la que analizan otros esa misma situación. Desde mi punto de vista, los electores catalanes que decidieron ir a votar (algo más del 40% no lo hicieron y ellos sabrán por qué) juzgaron a los partidos en función de lo que habían visto y vivido en los últimos cuatro años. ¿Y qué han visto? Pusieron en manos de los independentistas el gobierno de Cataluña. Comprobaron que esos independentistas (ERC y JxCat) lejos de colaborar entre ellos, terminaron odiándose y tirándose los trastos a la cabeza. El estado de bienestar catalán siguió haciendo aguas y hundiéndose cada vez más. Cataluña gobernada por independentistas fracasó a pesar de estar dentro del caparazón de España y de la Unión Europea. A la vista del decepcionante resultado no han querido ni imaginar lo que sería en un futuro ese mismo gobierno fuera de España y de la UE. Las ganas independentistas se han ido evaporando a medida que han ido comprobando la inutilidad de quienes predican la independencia sin haber demostrado su capacidad para irse a vivir aparte.
No le busquen tres pies al gato. Los separatistas han demostrado que si no tienen capacidad para gobernar en compañía, malamente podrán hacerlo fuera de España. Los que se dejaron cautivar por el canto de sirenas saben que fuera va a hacer mucho frío. Los catalanes han demostrado más inteligencia que los británicos cuando se dejaron llevar por la euforia del Brexit. Comprobaron que, efectivamente, fuera hace mucho frío.
Los independentistas han sido derrotados, pero los electores catalanes han querido dejarlos con un arma en las manos. No les dejarán gobernar, aunque los mantienen con unos porcentajes que les permitirán seguir moviendo el árbol para que Cataluña recoja las nueces. De nuevo el debate político será cosa de tres (Madrid, País Vasco y Cataluña); el resto, la España vaciada, no cuenta. ¡Es la España silenciada! ¿Hasta cuándo?
No se puede entender o al menos no lo entiendo, el alto porcentaje de abstención en las elecciones autonómicas en Cataluña , el 40 % y sin embargo cuando se trata de votar en las generales el índice de participación en Cataluña sube en 10 puntos , pasando de un 60 a un 70 % de participación . Solo se puede llegar a una conclusión , que a los catalanes les interesa más las elecciones generales en España que las autonómicas en Cataluña , extraño en una sociedad que presuntamente pretende separarse según proclaman las fuerzas independentistas. En fin como decía Freud, » si entendiéramos el comportamiento de otras personas , todo tendría sentido»