Hasta ahora el subterfugio imperaba en la política catalana. Se acabó. Tras la elección del nuevo presidente catalán las cosas ya están meridianamente claras. Puigdemont declaró que seguirá el proyecto soberanista y señaló que ello implica avanzar en la “construcción de estructuras de Estado” como la creación de una “Hacienda propia”. El presidente de la Generalitat señaló que el objetivo es poner en marcha cuanto antes una “ley de proceso constituyente” que fije los pasos a seguir para proclamar la independencia en el plazo de 18 meses. Puigdemont señaló que está abierto a la negociación con el “Estado español, la Unión Europea y la comunidad internacional”, aunque también avisó de que el proyecto soberanista es irreversible.
Todo clarito. La presidenta del parlamento catalán ha pedido visitar al Rey para entregarle el acuerdo del parlamento y para que él y el presidente del gobierno de España firmen el decreto de nombramiento de Puigdemont como presidente del Generalitat de Catalunya.
Le va a pedir al Jefe del Estado que nombre presidente a quien ha afirmado que quiere romper el Estado que el Rey representa. ¡Qué buena oportunidad para empezar a actuar y negarse a firmar el decreto de nombramiento! Y si no, que se niegue el presidente del gobierno que ayer afirmó en su discurso televisado que» El Gobierno no pasará ni una sola actuación contraria a la ley». Lo que le piden es que firme un decreto de nombramiento de alguien que quiere actuar en contra de la ley.
Hoy puede empezar todo porque desde ayer todo está clarísimo.