Produce sonrojo comprobar que cada día existe menos diferencia entre el periodismo profesional y el periodismo ciudadano. La aparición de las nuevas tecnologías ha propiciado un tipo de periodismo (ciudadano) en el que cualquiera con un Smartphone a su alcance puede ejercer un tipo de periodismo que no trata de aproximarse lo más que pueda a la objetividad sino a la inmediatez.
Un estudiante de periodismo debe responder al siguiente caso: Una llamada telefónica alerta a un diario vasco de la posible colocación de una bomba en una torre de alta tensión en un descampado de un pueblo de Guipúzcoa. El director del medio envía a un redactor al sitio marcado por el comunicante. Simultáneamente esa misma llamada se recibe en el puesto de la Guardia Civil del pueblo en el que se indica la colocación del explosivo. Cuando el periodista llega se encuentra con un espectáculo dantesco. Un guarda civil está fuera del coche destrozado completamente como consecuencia de la explosión de la bomba. Otro clama auxilio. Su pierna está muy mal herida. ¿Qué haría el estudiante de periodismo si estuviera en ese lugar cumpliendo la misión informativa que le encargaron? ¿Dejaría todo y trataría de ayudar al guardia aplicando algún tipo de torniquete que parara la hemorragia? ¿Utilizaría su teléfono para llamar a una ambulancia? ¿Alertaría a la Comandancia de la Guardia Civil de San Sebastián para que establecieran controles que pudieran detener a los autores del atentado? ¿Haría fotos y videos de la escena y mandaría una crónica de emergencia a su periódico? Si se decidiera por asistir al herido y por las llamadas a emergencia y a Guardia Civil, llegaría mucho más tarde a su periódico para escribir la crónica de la vivido. Su director, tal vez, le preguntara: “¿Usted que ha estudiado, periodismo o enfermería?” “Llegó el primero y sin embargo, la noticia de lo que ha ocurrido ya está en todas las redes sociales”. Esta última sería la respuesta del director si para él la inmediatez es la que vende y la que trae publicidad. Otro director le felicitaría: “Daremos una crónica tardía pero completa”.
Son muchas las personas que tienen en su casa un delantal de cocinero, una olla rápida y una Thermomix. Los grandes chef no les tienen ningún miedo a esos cocineros. La mayoría de ellos son aficionados. El chef es un profesional. Los aficionados copian recetas. Los chef las inventan. La diferencia que existe entre un cocinero aficionado y un chef es la misma que existe entre un periodista ciudadano y un periodista profesional. Ambos tienen las mismas herramientas en sus manos. El periodista ciudadano solo informa. El periodista profesional trata de llegar al máximo de datos para poder acercarse a la objetividad. El periodista ciudadano emite lo que su cámara graba. El profesional se desplaza al lugar de los hechos. Preguntará, indagará y transmitirá aquello que no supo ni pudo hacer el aficionado.
Un periodista ciudadano graba en su Smartphone el atropello por el coche de un conductor joven de un peatón cruzando un paso de cebra a las seis de la mañana. Las redes sociales se harán eco de la noticia y la inmensa mayoría deducirá que el conductor a esa hora volvería de cualquier sitio donde se consume droga y alcohol. Un periodista profesional se personará en el lugar del accidente. Preguntará e investigará sobre el conductor y el peatón. Tardará más en dar la noticia, pero cuando lo haga sabrá el lector o el oyente o televidente que el conductor es un joven que marchaba a su trabajo a esa hora, después de haber dormido en su casa, mientras que el peatón iba ebrio y se metió literalmente en las rueda del coche conducido por el joven. El periodista que repicó la noticia de las redes sociales sin moverse de su despacho se comportaría como un periodista ciudadano. El que se personó en el lugar de los hechos lo hizo como un periodista profesional, ofreciendo todos los datos que fue capaz de averiguar y así el receptor de la noticia pudo hacerse una idea cabal de lo ocurrido
Cuando el periodista profesional se convierte en periodista ciudadano, adopta los mismos modos que este. Realiza el periodismo desde el despacho o desde casa. Cuenta lo que le dicen o lo que cree que defiende su empresa. Es ese periodista profesional, que hace periodismo virtual, el que está poniendo en peligro la profesión de periodista.
Es ese tipo de periodismo el que nos aleja de los medios de prensa profesionales. Por muy barata que sea la suscripción, no es el precio sino la subjetividad la que nos aleja de la prensa profesional. Cuando por el camino se vende el periodista o su empresa, o se hacen amigos de unos y enemigos de otros, si en lugar de informar defiende intereses de grupos o de territorios o de partidos, entonces, muchos lectores llegarán a la conclusión de que ese periodista o esa prensa se han corrompido y contribuye al debilitamiento de la democracia y de la libertad.