Una de las consecuencias del asesinato del ciudadano norteamericano George Floyd ha sido la revisión o eliminación de todas aquellas obras que reivindiquen, enaltezcan o destaquen el racismo y el supremacismo de algunas razas sobre otras a las que se consideran inferiores.
Ahora que se anuncia una nueva edición del Teatro Clásico de Mérida, donde se volverán a representar obras de los clásicos griegos, me pregunto que cómo era posible que gente con mentes tan brillantes como Platón, Aristóteles, Pitágoras, Sófocles fundadores de la filosofía, de las matemáticas, de la democracia, no tuvieran ningún problema moral para vivir y convivir con esclavos. No solamente no tenían ningún problema, sino que Platón y Aristóteles escribieron a favor de la esclavitud. Hoy, 25 siglos después, nos parece intolerable. ¿Cómo no les creaba cargo de conciencia esa situación?
Es seguro que al final de este siglo, algunos escribirán y dirán: ¿cómo es posible que gente que descubrió la física cuántica, internet, la inteligencia artificial, la 3D, etc. pudieran convivir viendo en el telediario todos los días a hombres, mujeres y niños, ahogándose en un agujero llamado mar Mediterráneo o saltando muros o matando ciudadanos con distinto color de piel? No comprenderán esas aberraciones morales que ahora algunos llevan a cabo sin pagar por semejante monstruosidad.
No podemos creer que semejante degeneración sea por culpa de Trump, Bolsonaro, Le Pen, o Vox. La democracia, en contra de lo que ocurre en las dictaduras, es el único sistema en el que la responsabilidad de lo que pasa recae exclusivamente en nosotros. Para bien o para mal.
Tal vez, dentro de cincuenta o cien años, haya voces que exijan la retirada de las estatuas dedicadas a personajes de la calaña de Trump, Bolsonaro, Viktor Orbán, Salvini, Le Pen, etc. Visto que el tiempo se encarga de ajustar cuentas con quienes abandonaron la ética y la moral en su relación de poder con sus semejantes, no deberíamos esperar que pasen esos años para derribar sus monumentos: es mucho mejor, más lógico, más ético y más humano derribarlos ahora con el voto que esperar un siglo para usar la retroexcavadora.
Excelente análisis de la actualidad. El revisionismo es fruto de la inmadurez intelectual y política de los actuales dirigentes políticos y gobernantes. Se avecinan tiempos inquisitoriales y de laminación de pensamientos creativos para la sociedad.
Nos equivocamos el día que aprobamos la circunscripción electoral provincial. En las municipales, el municipio; en las autonómicas, la región; en las generales, el país; en las europeas, la UE. Volvimos a equivocarnos cuando pusimos en marcha, las primarias. No debe confundirse la selección con la elección. Y seguimos equivocándonos cuando votamos con el corazón en vez de con la cabeza. Y, a todo esto, quienes derriban estatuas enaltecen a los talibán y su destrucción de los buda gigantes.
Todo este derribo de estatuas tiene el apoyo de los demócratas americanos (vuestros aliados en EEUU, sr. Ibarra). Precisamente, el Sr. Orbán es el que lleva avisando de esta deriva desde hace años.