Tenía un cachorro en mi casa. Cada vez que podía, y podía cuando estaba solo, destrozaba zapatillas, cortinas, alfombras, etc. Nos descuidamos, y la maceta más bonita, y que con mucho cuidado pusimos en un macetero de cerámica, cayó hecha añicos; desde el primer día se propuso tirarla, y lo hizo con gran estruendo y esparciendo la tierra de la planta por medio patio. Debe ser que mi cachorro llegó a casa muy mal educado. A pesar de que le hemos dado alojamiento en nuestra casa, alimentos completos, que le hemos llevado al veterinario para vacunarlo o cuando ha hecho falta, que le hemos comprado juguetes y golosinas y, lo más importante, que le hemos garantizado una infancia y juventud llena de confort, el veterinario y muchas páginas en internet nos dicen que la manía de romper todo, desde jarrones hasta maceteros, es la consecuencia de su comportamiento infantil y de su irresponsabilidad. Creímos, que nuestro perro tenía mal carácter. No era eso. Seguramente había olvidado todo lo que le habíamos dado para que su salud, su alimentación y su confort quedaran asegurados.
A los que tienen el síndrome de Peter Pan hay que marcarles el territorio y dejarles claro lo que pueden y no deben hacer. Como los niños pequeños o los adolescentes, son personas impulsivas que no piensan en las posibles consecuencias de sus actos. Muchas veces, lo que hacen los que ya superaron la pubertad no es por su culpa sino por la nuestra, por la de los adultos que no supimos educarlos. Otras veces, quienes parecían haber dejado atrás la edad infantil, lejos de mantener un comportamiento acorde a su edad adulta, siguen pareciendo cachorros ineducados, irresponsables y desagradecidos a quienes les dieron todo lo que son en la vida.
No sé por qué me ha venido a la mente el comportamiento de mi cachorro cuando he visto el afán de algunos por tirar contenedores, romper escaparates, lanzar sillas y piedras, orinar fuera del tiesto, etc. He guardado mis zapatillas por si se olvidan de los contenedores y les da por las alfombras, los maceteros y las esculturas. Tal vez una visita al veterinario podría atenuar su rabia. En las vísperas del 45 Aniversario de la aprobación de la Constitución española, estaría bien que quienes se dedican al destrozo, se leyeran algunos artículos de la misma. Tal vez sacaría algunas conclusiones sobre derechos y deberes de los ciudadanos españoles.
Me gusta el artículo Juan Carlos. Tienes mucha razón.Un abrazo