La Sala de lo Penal ha acordado por unanimidad abrir una causa contra el fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, por un presunto delito de revelación de secretos en relación con la difusión de datos relativos a una investigación por delitos de defraudación tributaria y falsedad documental contra un particular.
De muchos es conocida mi aversión por el sistema de elección de primarias en el seno del PSOE. “La primarias forman parte de nuestra identidad socialista” dijo alguien el mes pasado en algún medio de comunicación. Quien dijo semejante cosa o acaba de llegar al partido socialista o no se enteró de que hasta tiempos recientes ese sistema no fue nunca empleado en la historia del PSOE.
España es un país de clichés construidos sobre la nada o la mentira. Las biografías importan poco. Importa la imagen que consigan transmitir de cada uno de nosotros. Desde que se inventó el nefasto sistema de primarias para elegir a los candidatos a la presidencia de los distintos gobiernos, los militantes se dividen en traidores o leales, según se hayan mantenido fieles a una candidatura o hayan desertado de ella para votar a la contraria. Tengo publicados más de una decena de artículos rechazando esa forma de selección del liderazgo y mi renuncia a votar en cualquier proceso donde se enfrenta un militante a otro sin más argumentos que los personales. Nunca voté en unas primarias y, en consecuencia, tampoco voté ni a Pedro Sánchez ni a Susana Díaz cuando se enfrentaron por el liderazgo socialista. No fui al acto que la candidata andaluza celebró en Madrid acompañada de la plana mayor socialista y de lo que periodísticamente se conoce como la vieja guardia socialista. Y tampoco acudí a ninguno de los actos que protagonizo por los mismos objetivos el candidato madrileño.
Expulsar no significa más que privar a quien se expulsa de su condición de afiliado, pero no de su condición de socialista
En el año 1921 el Partido Socialista Obrero Españolcelebró su tercer Congreso extraordinario. Fue extraordinario porque se trataba de decidir si la organización fundada por Pablo Iglesias, 42 años antes, se incorporaba o no a la Tercera Internacional Comunista creada tras el triunfo de la Revolución de 1917 en Rusia. En ese Congreso se discutieron y enfrentaron dos posiciones: los partidarios de abandonar la Internacional socialista y entroncarse en la comunista, posición defendida por Daniel Anguiano que había viajado el año antes a Moscú para que, junto a Fernando de los Ríos, hablaran con Lenin sobre las condiciones de integración en la Internacional Comunista. Fue Fernando de los Ríos quien defendió la posición contraria después de que en su entrevista con el máximo dirigente del Partido Comunista de la recién creada Unión Soviética le preguntara “ ¿Y la libertad para cuándo?” A lo que Lenin contestó: “¿Libertad?” “¿Libertad para qué?” “Libertad para ser libres”, replicó el dirigente socialista.
A raíz de la sentencia sobre el caso de los ERE de Andalucía, por la que han resultado condenados en primera instancia los que fueron presidentes, consejeros y altos cargos de la Junta de Andalucía en la etapa de Manuel Chaves y José Antonio Griñán, se ha puesto de moda acusar y dar por muerto al que llaman «viejo PSOE». En el supuesto de que eso fuera cierto, no se especifica si el final del «viejo PSOE» produce pena o alegría en quienes lo pregonan.
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