Artur Mas

La horma de su zapato

No todos los pueblos tienen la oportunidad de elegir a un intelectual de prestigio para representar a sus ciudadanos y liderarlos hacía un destino democrático

El escritor Javier Cercas
El escritor Javier Cercas

Escribí el martes de la semana pasada un artículo que, titulado Centralismo madrileño, terminaba con el siguiente párrafo: «Importa quién gobernará Madrid. Pero, mucho más transcendental para los españoles es saber si el Gobierno de España tiene alguna estrategia preparada para el supuesto, casi seguro, de que, de nuevo, el supremacismo racista y totalitario de ERC, de JxC y de la CUP vuelva a gobernar Cataluña con absoluto desprecio a la legalidad constitucional y estatutaria. ¿Hay alguien dispuesto a liderar al 74% de catalanes que no comparten el totalitarismo de los independentistas?

Salvar la cara o… ¡vaya cara!

Cuarto. El Parlamento de Cataluña insta al futuro gobierno a adoptar las medidas necesarias para hacer efectivas estas declaraciones.

Quinto. El Parlamento de Cataluña considera pertinente iniciar, en el plazo de treinta días, la tramitación de las leyes de proceso constituyente, de Seguridad Social y de Hacienda Pública.

Octavo. El Parlamento de Cataluña insta al futuro gobierno a cumplir exclusivamente las normas o los mandatos emanados de esta Cámara.

Lo de arriba es parte de la resolución aprobada el pasado lunes 9 de noviembre por el Parlamento catalán, firmada por Junts pel Sí y por la CUP.

Nadie debería estar más dispuesto a constituir un nuevo gobierno en Cataluña que los firmantes de esa resolución, para que los mandatos contenidos en la misma no sean papel mojado.

Incómodos

«Para que Cataluña se sienta cómoda en España» es una de las frases que más veces se han repetido desde que el señor Artur Mas acudió a La Moncloa a tratar de negociar un nuevo acuerdo de financiación autonómica para Cataluña y volvió a Barcelona defendiendo el derecho de autodeterminación de uno de los territorios que forman parte de España desde que este Estado se reconoce como tal.

Oyendo esa frase, se tienen la sensación de que España está formada por un conjunto de pueblos, todos contentos y felices de ser, sentirse y vivir en España, menos uno, Cataluña que se siente desgraciado por convivir con el resto. Ante ese tipo de cavilaciones, caben un par de reflexiones o preguntas.

Acuerdo y desacuerdo con Felipe González

Felipe González (EFE)Nunca -ni antes ni ahora- escuché a Felipe González establecer una comparación entre el nazismo o el fascismo y lo que ocurre en estos momentos en España y, más concretamente, en Cataluña. Y, tampoco, esa analogía se puede deducir del brillante artículo que recientemente publicó en El País bajo el título de A los catalanes. Sí deduje del párrafo en el que afirma que la liquidación del mismo Estatuto y de la Constitución en que se legitima, si se obtiene un diputado más en esa lista única de rechazo (…) es lo más parecido a la aventura alemana o italiana de los años treinta del siglo pasado. El señor Mas sabe que, desde el momento mismo en que incumple su obligación como presidente de la Generalitat y como primer representante del Estado en Cataluña, está violando su promesa de cumplir y hacer cumplir la ley; y se puede establecer un paralelismo entre la conducta de Artur Mas, tratando de romper la legalidad desde dentro del sistema, con la manera en que una marcha sobre Roma o unos poderes excepcionales al canciller alemán acabaron con sus democracias desde dentro.

El líder miedoso

Artur Mas - EFE

Quienes no son aficionados a las carreras ciclistas por etapas, tipo Vuelta a España, Giro de Italia o Tour de Francia, no entienden, cuando la televisión conecta con el comentarista que transmite la etapa del día, que faltando cincuenta o sesenta kilómetros para el final de la etapa, se oiga decir que el líder va en un grupo de cuarenta o cincuenta corredores, a catorce minutos de un escapado que, si no se remedia, acabará ganando la etapa. El neófito espectador cree que la vuelta se gana en cada etapa, razón por la que piensa que si no se alcanza al escapado, el líder se quedará sin su maillot que le identifica como tal.

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