¿Quiénes somos nosotros?
Hemos bautizado a los niños marroquíes con el apodo de menas como si fueran componentes de una banda de criminales que vienen a asaltar nuestro país
Usted que está empezando a leerme, piense lo siguiente: su nieta, su hijo, su mujer, su padre o su madre, su hermano han nacido en el África subsahariana. No tuvieron la suerte que tuvo usted y que tuve yo que nacimos en un país como España o como Francia o como Alemania. No hicimos nada para tener esa suerte. Ellos tampoco hicieron nada para tener esa desgracia. A usted y a mí nos criaron nuestros padres. Para no enfermar -o si lo hacíamos- contábamos con un excelente sistema sanitario. Hemos contado con médicos que nos curaron cuando lo necesitamos. Pudimos iniciar nuestro desarrollo intelectual acudiendo a magníficos centros educativos donde nos encontramos con profesores y maestros que nos enseñaron y nos prepararon para poder enfrentarnos a los retos y desafíos de la sociedad. Ellos, que nacieron en esa África subsahariana, no tuvieron esas oportunidades educativas, sanitarias, profesionales y personales. Su único delito fue haber nacido en el lugar equivocado. Nacieron más al sur que nosotros. Como hemos visto en estos días, si muchos de los que se tiraron al agua para llegar a nuestro país hubieran nacido un metro más acá, hubieran gozado de todos los derechos de los que disponemos usted y yo. Solo un metro es la distancia que separa la democracia del autoritarismo, los derechos humanos de la falta de oportunidades, la guerra de la paz.
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