Diario de Sevilla

Mirar al oeste

Estuve siempre en contra de las llamadas primarias como procedimiento para la elección de dirigentes en el seno del PSOE. Ahora parece que son más las voces que se unen a esa negativa. Pero a pesar de los efectos negativos que provocan las primarias, no son las únicas responsables de lo que está pasando en el seno de los socialistas españoles. Cuando se remodela una organización política en la que solo uno tiene todo el poder y los demás se limitan a aplaudir, afirmar y reír todas sus ideas y actuaciones, el resultado es la estupidez en el seno de esa organización.

Disculpen por los datos

Disculpen por los datos

El pasado 24 de mayo, el diario El País publicó un artículo firmado por Inma Flores que llevaba por título Crecer donde el trabajo no da para vivir. Da la sensación de España crece bien y reparte mal.

Hay dos formas de ver cuál es la evolución del rendimiento de las rentas del trabajo y las del capital: ver cuál es la parte del Producto Interior Bruto que se lleva cada uno (riqueza destinada a pagar trabajo y a pagar capital) o ver la declaración de rentas de los ciudadanos españoles y observar cuánto cobran por sus empleos y cuánto cobran por sus bienes de capital (a través de las declaraciones de IRPF de la Agencia Estatal de Administración Tributaria).

¿Ciudadanos responsables?

Apagón

Ya sabemos que somos el mejor país del mundo; que los ciudadanos españoles damos sopas con honda al resto de la ciudadanía mundial cuando se trata de hacer frente a una crisis como la vivida hace un par de semanas. Con gran emoción, los medios nos cuentan historias a cual más emotiva sobre ciudadanos que ni robaron ni mataron ni atropellaron a los indefensos peatones en los pasos de cebra. Exageran el mal comportamiento cívico de otras latitudes en situaciones similares en las que la avaricia, el ansia de robar y de delinquir contrastan con el meritorio comportamiento de los españoles.

¿Y por qué a mí?

Lejos de mi intención tomar partido en la disputa mantenida, por el momento, entre el Rey Juan Carlos I y el ex presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla. No he podido recordar las cosas que el ex presidente ha ido contando en los medios de comunicación sobre el que hasta no hace mucho era, por lo visto, su héroe y su mejor amigo.

Ya no sé ni dónde vivo

Los más veteranos recordamos los tiempos en los que los equipos de fútbol casi se odiaban. El ejemplo más acabado de ese casi odio lo representaban el Real Madrid y el Fútbol Club Barcelona. Al parecer esa vieja rivalidad se fraguó durante la Copa del Generalísimo de 1943. En la ida, en su casa, el Barcelona ganó al Real Madrid por tres goles a cero. En la vuelta, el Madrid se desquitó y venció al Barça por once a uno. En el campo del Real Madrid, la derrota barcelonista estuvo acompañada de agresiones físicas a jugadores catalanes y a técnicos y a acompañantes. El fichaje de Di Stéfano por ambos clubes aumentó la ira de unos contra otros. Y ya en nuestros tiempos, recuerden la etapa de Mourinho y de Guardiola. Las disputas y las afrentas eran moneda corriente cuando se enfrentaban ambos clubes.

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