Diario de Sevilla

A gusto de todos

Me alegro de no haber asistido al XLI Congreso Federal del PSOE. Acostumbrado a que el Secretario General saliente tomara la palabra al inicio del Congreso para defender la gestión de la Comisión Ejecutiva, y a las intervenciones de las delegaciones para realizar la crítica total o parcial de la misma, me hubiera creído estar en un congreso del Partido Popular donde esa práctica democrática ha brillado siempre por su ausencia.

Ante el congreso del PSOE

No resulta fácil gobernar en estos momentos en España. Tampoco resulta sencillo ejercer la oposición de manera responsable desde la perspectiva de un partido con vocación de gobierno. La credibilidad de la política, los políticos y la democracia representativa están bajo mínimos entre la ciudadanía. “El pueblo salva al pueblo” es el eslogan de la antipolítica.

Cincuenta años después

Quienes no han conocido el funcionamiento interno y externo del PSOE es posible que no acierten a comparar el PSOE actual con el PSOE que se resucitó y vivificó hace 50 años. Había quedado herido de muerte a consecuencia de la Guerra Civil y la posterior dictadura franquista.

Respeto

La palabra respeto viene de respectus (mirar atrás, atención intensa, no perder de vista a uno tenerlo en especial consideración). Exactamente lo que no se está haciendo con la llamada “vieja guardia” del PSOE. En 1977 se celebraron las primeras elecciones democráticas después de la cruel dictadura franquista. El PSOE actual se presentó con sus siglas centenarias, pero le tuvo que añadir la letra r que iba entre paréntesis: PSOE (r) para diferenciarse del otro PSOE que también se presentó a las elecciones con la letra h entre paréntesis: PSOE (h). Uno, el renovado, liderado por Felipe González; otro, el histórico formado por los que decidieron ignorar el resultado del Congreso de Suresnes y que fueron inscritos por el gobierno de Suárez en el registro de partidos políticos. Los renovados miramos hacia atrás y tratamos con enorme respeto a los compañeros de Llopis. Jamás se nos ocurrió calificarlos de fascistas o de que trataban de hacerle el juego a Suárez.

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