Elecciones Catalanas

“¿Se acabó el ‘procés’?”

Se acabó el procés”. ¿Cuántas veces hemos leído y oído esa frase? Con los indultos a los condenados independentistas, “se acabó el procés”. Con la amnistía para el resto de delincuentes independentistas, “se acabó el procés”. Con la entrada en Barcelona y posterior huida de Puigdemont, “se acabó el procés”. Con la elección, nombramiento y toma de posesión del socialista catalán, Salvador Illa, “se acabó el procés”. Con el Estado Plurinacional, “se acabó el procés”.

Fuera hace frío

Papeletas de las elecciones catalanas

Daniel Goleman dice en su libro, “Inteligencia Emocional”, que existe una tendencia natural a ver las cosas y los acontecimientos de una manera mucho más complicada de lo que son en realidad. Esa tendencia, continúa Goleman, se acentúa cuando las personas atraviesan situaciones de estrés elevado. Al empresario inglés Richard Branson se le atribuye lo siguiente: “La complejidad es tu enemiga. Cualquier tonto puede hacer algo complicado. Lo difícil es hacer algo simple”.

Cartas sobre la mesa

Quienes firmaron que no pactarían con partidos constitucionalistas, que digan claramente qué gobierno piensan formar y cuándo, cómo y de qué manera piensan declarar esa independencia por la que suspiran

Oriol Junqueras y Pere Aragonés celebran el resultado electoral en Cataluña. Europa Press
Oriol Junqueras y Pere Aragonés celebran el resultado electoral en Cataluña. Europa Press

Acabaron las elecciones catalanas. Ya sabemos los resultados.  Se volverán a reclamar soluciones políticas para Cataluña en lugar de la judicialización de la política. Y no debemos olvidarnos de la declaración del vicepresidente segundo del Gobierno de España sobre la falta de plena normalidad democrática en España. Esa declaración no puede deberse a un afán por contribuir a fortalecer la democracia en nuestro país; ni tampoco es un canto al sol en campaña electoral. Hay cosas que no se deben decir ni con campañas ni sin campañas. Y si se dicen hay que encontrar la trampa.

23-F/14-F

23-F/14-F / rosell
23-F/14-F / rosell

Se acerca un nuevo 23-F. Se cumplirán cuarenta años de la intentona golpista protagonizada -que no liderada- por el ex teniente coronel Antonio Tejero. Como en otras ocasiones, tendremos la oportunidad de enterarnos de la comida que en algún restaurante servirá de argumento para ensalzar la imagen del golpista. Y muchos demócratas nos escandalizaremos ante semejante desfachatez.

 

Morir por la patria

Pablo Casado, Inés Arrimadas y algunos más tendrían un lugar en la historia, que los recordaría como grandes políticos que supieron sacrificarse para destruir el peligro de la segregación.

El candidato del PSC a la Generalitat, Salvador Illa. EFEEso de “morir por la patria” es un eslogan que ha quedado cutre y anticuado para muchísimos ciudadanos españoles. Ya solo algunas instituciones que velan por nuestra seguridad siguen manteniendo el lema y el espíritu en el frontal de sus sedes y en el corazón y cerebro de sus ocupantes. Hubo algunos tiempos pretéritos en los que muchos civiles decidieron dar su vida, si necesario fuera, para morir por la patria que soñaban y querían. A nadie, a estas alturas, se le puede pedir que haga ese sacrificio. A lo más que se llega es a vivir de la patria o a permitir que la patria muera por nuestra desidia.

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