estado federal

¿Investiduras?

Pedro Sánchez, en el Senado

Mucho se especula sobre si son muchos o pocos los que se sienten desacoplados en un PSOE que para ellos ha supuesto la entrega de buena parte de sus vidas. Seguramente, como es mi caso, algunos habrá que añoren el PSOE de antes de la llegada de José Luis Rodríguez Zapatero y de Pedro Sánchez. Ambos son la consecuencia de una decisión adoptada en el Congreso Federal celebrado en Sevilla que alteró significativamente la forma de elección de los dirigentes orgánicos e institucionales en el centenario partido socialista.

¡Vaya panorama!

¡Vaya panorama! Unos quieren un Estado federal; otros quieren marcharse por su cuenta. ¿Por qué no aclaran cómo? El Estado de las autonomías ha superado al Estado federal tipo -como el alemán- en competencias y en asimetrías que se adecuan mejor a la singularidad de nuestro Estado. Desde este punto de vista, plantear la conversión del Estado de las autonomías en un Estado federal es dirigirnos a un modelo de Estado que ya tenemos, pero desaparecería el artículo 150.2 de la Constitución y, como pasa en Alemania, donde el Estado de Bremen, con 600.000 habitantes, tienen las mismas competencias que el de Baviera, que cuenta con 12 millones, todas las comunidades autónomas tendrían el mismo nivel competencial.

¿Y yo qué seré?

¿Y yo qué seré?Yo soy partidario del Estado de las Autonomías. El Estado de las Autonomías ha elevado el nivel vital de todos los territorios de España y eso es un haber positivo que no puede olvidarse. Se dice que el Estado de las Autonomías es costoso, pero recuérdese que en la deuda española, la privada es tres veces superior a la pública; es decir, es imputable al Estado de las Autonomías menos de un tercio de la deuda global.

Las comunidades autónomas han cometido muchas torpezas, sin duda, pero muchas de ellas han servido para el progreso. Plantear ahora el retorno al sistema centralista es sencillamente suicida. No hay una sola posibilidad entre mil de que la clase política acepte esto y probablemente ningún pueblo de España lo quiera.

La mentira del plurinacionalismo

La mentira del plurinacionalismoNadie puede obligarme a creer en lo que no creo. Y mucho menos a defender aquello que me parece contrario a mis principios. Soy militante socialista y, por lo tanto, defensor de un proyecto político que se ampara en la libertad, la democracia y la igualdad. En consecuencia, no se puede ser nacionalista y de izquierdas. Son muchos los que sacan a pasear su orgullo por sentirse ciudadanos de tal o cual territorio. Nadie elige el sitio para nacer; nadie, en consecuencia, puede sentirse orgulloso de aquello en lo que no colaboró mínimamente para conseguirlo. Sí es cierto que si se nace en España, en Alemania, en Suecia o en Francia, se tienen posibilidades en el plano familiar, educacional, sanitario, religioso, etc., que no se tienen si ese nacimiento se lleva a cabo en Etiopía o en cualquiera de los países donde la libertad brilla por su ausencia y la miseria acompaña a la mayoría de los habitantes de esos territorios para el resto de sus vidas. Si la izquierda defiende que todos los seres humanos, por el mero hecho de serlo, tienen que tener las mismas oportunidades independientemente de la familia en la que te tocó nacer, no se entiende que algunos, que se autocalifican de izquierdas, defiendan las fronteras para establecer diferencias entre unos ciudadanos y otros. Un nacionalista entiende que si has nacido en un territorio determinado, tienes derechos que les están vetados a otros que no nacieron en el mismo sitio. Un nacionalista catalán piensa que un andaluz o un extremeño poseen menos recursos que los catalanes porque son menos inteligentes, más vagos o menos preparados para el trabajo. Un militante de izquierdas sabe que las diferencias entre ciudadanos no vienen marcadas por su tipología sino por las fronteras que arbitrariamente se han establecido a lo largo de la historia. …

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