Estados Unidos

La muerte mejora mucho al muerto


No hay como morirse para dejar un buen sabor de boca entre amigos y enemigos. Biden, actual presidente de los EEUU, acaba de morir como candidato a la reelección presidencial. No recuerdo haber oído una semblanza positiva de Joe Biden, que lleva más de 50 años dedicado a la política norteamericana. Ha bastado que haya fallecido electoralmente para que la mañana del lunes, posterior al anuncio de retirada, se haya llenado de elogios hacia su figura. Por lo visto, el actual presidente poseía algunos valores y algunos éxitos en política que nadie supo ver o no se quiso contar para acabar con las aspiraciones presidenciales.

Copiar antiguallas

Don Manuel García-Pelayo Alonso, fue un prestigioso jurista que llegó a presidir el Tribunal Constitucional entre 1980 y 1986. Su presidencia se inició dos años después de aprobada la Constitución española de 1978. En los meses en que se elaboraba el texto constitucional, el maestro García-Pelayo advirtió a los constituyentes sobre el enorme error que suponía consagrar un principio de legitimidad histórica en una Constitución normativa.

El cura y el presidente

“Un pasito pa’lante María. Un pasito pa’ atrás” dice la letra de una de las canciones del cantante Ricky Martin. La letra admite cambios según en la sociedad en la que se cante.

Las sociedades del norte de Europa eran el espejo en el que queríamos mirarnos los españoles nada más iniciada la transición de la dictadura a la democracia. Países Bajos, Suecia, Dinamarca, Noruega eran ejemplos de sociedades avanzadas y muy liberales en conductas y en el ejercicio de derechos ciudadanos. Eran sociedades con un alto grado de civismo y de permisividad. Sin embargo, hoy, la canción de Martin debería cantarse de la siguiente manera: “Un pasito pa’lante María. Dos pasitos pa’atrás”. Cada vez más esas sociedades se han vuelto más conservadoras y en lugar de avanzar, retroceden perdiendo el prestigio que adquirieron en toda la segunda mitad del siglo XX.

¿Se suicidó el vendedor del arma asesina?

¿Se suicidó el vendedor del arma asesina? / Rosell

El 4 de julio de 1776 se fundó EEUU. Tienen, pues, 246 años de existencia. Comparado con España, Francia, Inglaterra están todavía en la adolescencia. Eso y la forma de construir el país puede explicar -que no justificar- los tiroteos que con tanta frecuencia se producen en un país que no ha dejado de portar armas personales desde los viejos tiempos del Oeste americano. Las películas de los primeros colonos nos hicieron creer que eran los indios los que cortaban la cabellera al intruso inglés. En realidad, la cosa fue al contrario. Los colonos pagaban a quienes demostraran que había matado a un indio. La mejor forma de demostrarlo y cobrar era enseñar la cabellera del indio muerto. Si los indios desaparecían, los colonos podrían disponer de un vasto territorio que hasta la llegada de los primeros colonizadores correspondía a las diferentes tribus indias. El derecho a llevar armas está declarado en la Constitución federal y en algún tiempo, se prohibió llevar armas a los católicos condenados por no acudir a misa.

El vidente Biden

Aquí hay algunos que no ven al Putin asesino que vio Biden. Ellos ven bien el sillón ministerial y por eso defienden su estatus antes que su conciencia

Joe Biden
Joe Biden

Creo que el actual presidente de EEUU ganó las elecciones presidenciales por dos razones. La primera, porque tenía en frente a un candidato en ejercicio de presidente que hizo todo lo que pudo para perderlas. Su éxito anterior se basó en combatir con mentiras a su opositora, la senadora Hillary Clinton que, además de mujer, partía con la desventaja de ser la mujer del otrora presidente Bill Clinton. En EEUU se pudo comprobar que se tienen más posibilidades por ser negro que por ser mujer. Barak Obama, que no era blanco, consiguió la presidencia y la revalidó con un segundo mandato. Tal vez su política posibilitó que millones de norteamericanos se sintieran huérfanos de representación si no pertenecían a cualquiera de las muchas minorías en las que Obama segregó su discurso y su política. Gracias al discurso hacia las minorías, un populista como Donald Trump consiguió arrastrar el voto del americano medio que se consideraba solo americano sin marcas que lo distinguiera de sus compatriotas.

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