“Ordinalidad”. Palabra de moda en el vocabulario independentista y adoptado recientemente por el PSC/PSOE para acceder al poder político catalán. Esta palabra tan manoseada no existe en castellano. El RAE responde que “la palabra en cuestión no está en el diccionario. La entrada que se muestra a continuación podría estar relacionada: Originalidad”. El sinónimo de Originalidad es novedad o singularidad.
Me ha resultado raro el hecho de que nadie haya rebatido la barbaridad que dijo el domingo pasado el presidente de Argentina, Javier Milei, en un mitin de Vox. Ni más ni menos, y sin matices, el mandatario argentino afirmó que “el socialismo conduce a la muerte”.
La derecha siempre pregona la minimización del Estado, de lo que se deduce que si el Estado queda reducido a su mínima expresión, a esa nimiedad llegará el Estado del Bienestar.
Son demasiadas las ocasiones que escucho a políticos de izquierdas llamarse servidores públicos. “Estoy aquí para servir a los ciudadanos” afirmó recientemente la Vicepresidenta segunda del gobierno. Siempre creí que un político de izquierdas no aspiraba a gobernar para servir a los ciudadanos, sino para transformar la sociedad que los acoge.
Es tanta la terminología que se emplea en el lenguaje político y periodístico actual, que resulta francamente difícil situarse en el contenido concreto de una frase o de una palabra. Hace pocos días leí en un periódico de tirada nacional un artículo sobre la situación del independentismo en Cataluña que impedía situar la acción de lo que ocurrió por el mareo de fechas que manejaba el periodista. Muchas de ellas hacían referencia al día y al mes, pero evitaba señalar el año al que hacía referencia. Era agobiante tener que tratar de recordar en que año situar el 1-O o el 27-N o el 16-S. No creo en la mala fe del periodista, pero si pienso que, o por falta de profesionalidad o por falta de tiempo o porque sospecha que todos los ciudadanos no tenemos otra cosa que hacer que recordar esas fechas «históricas», pues que no hacía falta aclarar los años en los que ocurrió lo que el periodista nos contaba.
Estoy en contra de la capacidad normativa en impuestos básicos y esenciales del Estado
Cual rio Guadiana, el debate sobre el Estado autonómico y el reparto competencial asoma o se esconde al paso de los años. En este de 2022, el presidente de laJunta de Andalucíalo ha sacado a la luz con su decisión de subvencionar al 100% el impuesto de patrimonio. Su argumento no ha podido ser más peregrino y más antipatriota. ¿Qué clase de patriotismo es aquel que bajo el señuelo de pagar menos, perjudicar a los trabajadores y al desarrollo de un territorio español? El presidente andaluz no tendrá nada que decir si un puñado de empresarios instalados en Andalucía decide levantar sus inversiones en esa Comunidad para marcharse a un paraíso fiscal donde no pagará nada o casi nada por sus bienes y patrimonio.