En política, como en botica, hay de todo. Los hay que ocuparon cargos de responsabilidad y abandonaron cuando dejaron de gozar de la confianza de los votantes y los hay que abandonaron cuando, gozando de esa confianza, decidieron dar paso a otras personas. En este caso, el cargo se abandonó voluntariamente, sin que nada ni nadie obligara a hacerlo. Ése es mi caso: abandoné porqué y cuándo quise; sería estúpido, por mi parte, aspirar a dirigir a quienes lo ocupan ahora. Si quisiera el poder, como dice Zapatero confundiendo poder con gobierno, no lo hubiera dejado. Nadie puede, pues, acudir al falso argumento de que si hablamos es por añoranza del “poder”. Ya dije cuando me marché sin que nadie me echara, que me sentaba en el asiento de atrás del autobús y dejaba que los nuevos conductores condujeran por los caminos que mejor pudieran llevarnos a la meta que habíamos soñado.
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LIBRE, DEMOCRÁTICO, ANTICOMUNISTA Y DESOBEDIENTELeer más »