José Luis Rodríguez Zapatero

Cincuenta años después

Quienes no han conocido el funcionamiento interno y externo del PSOE es posible que no acierten a comparar el PSOE actual con el PSOE que se resucitó y vivificó hace 50 años. Había quedado herido de muerte a consecuencia de la Guerra Civil y la posterior dictadura franquista.

Para volver a empatizar

Mitin PSOE

Son ya demasiadas veces las equivocaciones de la mayoría de las empresas que se dedican a sondear a los españoles de cara a los distintos procesos electorales. Ha vuelto a ocurrir en estas elecciones municipales y autonómicas de mayo de 2023. No han dado una. Parece ser que solo en este sector se permite el error constante y continuo.

Desprecio a la política

Desprecio a la política / Rosell

Antes de la muerte de Franco y durante la transición española, la dedicación a la actividad política constituía en la mayoría de los casos un ejemplo de dignidad, valentía y altura de miras. En la mayor parte de los casos, el compromiso acompañaba a quienes se dedicaron a esa actividad. La cosa ha ido enredándose de tal manera que ahora esa dedicación -absolutamente necesaria para que la democracia exista- es sospechosa. Lejos de dar brillo, lo que hace es empañar la imagen. Antes, la familia aconsejaba no dedicarse a la política porque resultaba una actividad peligrosa para quienes habían vivido en sus carnes el fracaso de la II República y el terror de la dictadura. Ahora, las familias vuelven a aconsejar la no dedicación porque aparece como una actividad vergonzosa a los ojos de muchos ciudadanos.

LIBRE, DEMOCRÁTICO, ANTICOMUNISTA Y DESOBEDIENTE

El expresidente del Gobierno y ex secretario general del PSOE José Luis Rodríguez Zapatero. (Dani Duch)

En política, como en botica, hay de todo. Los hay que ocuparon cargos de responsabilidad y abandonaron cuando dejaron de gozar de la confianza de los votantes y los hay que abandonaron cuando, gozando de esa confianza, decidieron dar paso a otras personas. En este caso, el cargo se abandonó voluntariamente, sin que nada ni nadie obligara a hacerlo. Ése es mi caso: abandoné porqué y cuándo quise; sería estúpido, por mi parte, aspirar a dirigir a quienes lo ocupan ahora. Si quisiera el poder, como dice Zapatero confundiendo poder con gobierno, no lo hubiera dejado. Nadie puede, pues, acudir al falso argumento de que si hablamos es por añoranza del “poder”. Ya dije cuando me marché sin que nadie me echara, que me sentaba en el asiento de atrás del autobús y dejaba que los nuevos conductores condujeran por los caminos que mejor pudieran llevarnos a la meta que habíamos soñado.

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