El violador de conciencias

El vicepresidente de CyL no está donde está para imponer su conciencia a los demás, sino para respetar la libertad de conciencia de todos

El vicepresidente de la Junta de Castilla y León, Juan García-Gallardo. Europa Press.

Se supone que el amor al prójimo debería ser el eslogan que anide en el corazón de todos aquellos que, desde el catolicismo, resulten reconocibles por ese amor. Nadie de los que se proclaman de tal creencia debería actuar al margen del amor al prójimo. Ser buenos en el sentido bueno de la palabra no puede resultar algo extraño en quienes se consideran seguidores del Mesías. Se supone que si alguien rezuma maldad por todos sus poros, deberá ser tenido por no cristiano, porque la maldad le aleja de la caridad que, como todos sabemos es una de las virtudes que adornan al buen cristiano.