Juegos Olímpicos

Algo faltó en las Olimpiadas de Río 2016

El pasado día 5 se inauguraron los Juegos Olímpicos de Rio de Janeiro, en Brasil. Durante los meses que precedieron a la inauguración del evento deportivo más importante de cuantos se celebran cada cuatro años, se especuló sobre la capacidad y preparación de los brasileños para llegar a tiempo y en condiciones a la inauguración. Los medios de comunicación nos ofrecían imágenes y crónicas periodísticas que ayudaban a pensar negativamente sobre la decisión que se adoptó por los responsables de decidir el lugar de celebración de esos juegos. Habitaciones a medio construir, baños rotos, duchas destartaladas proyectaban la ruina que parecía ser la ciudad olímpica, sitio en el que los atletas y deportistas participantes iban a vivir durante el periodo de celebración de las competiciones en las que participaran. Se pretendía transmitir la idea de que Brasil no era un país acreditado para responsabilizarse de una organización como esa.

CON SU DINERO.

Si en lugar de haber sido un examen de una ciudad para ganar una selectividad olímpica, hubiera sido un examen de un alumno de química inorgánica, el Ministro de Educación, Cultura y Deporte hubiera dicho: “la candidatura de Madrid no puede seguir recibiendo subvención pública para seguir presentándose a los exámenes olímpico porque el Estado no puede seguir pagando a quienes están demostrando que o no sirven para olímpicos o no trabajan suficientemente. Hay que terminar con el fracaso olímpico, dándole dinero para conseguirlo a aquellos que sean capaces de esforzarse (ya saben lo del valor del esfuerzo) y aquellos que estén capacitados para obtener una nota media de aprobado alto. Si no es así, Madrid puede seguir aspirando a examinarse cuantas veces quiera, pero visto que llevan ya tres suspensos seguidos en la misma asignatura, que a partir de ahora lo hagan única y exclusivamente con su dinero y no con el dinero de todos los españoles”.

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