monarquía parlamentaria

BAGATELAS

Dicen que la salida de España del Rey emérito le va a venir bien a la Monarquía y a la figura del Rey Felipe VI. No lo sé. Según Podemos, «No existe motivo alguno para continuar cargando con una Monarquía carente de los mínimos valores éticos”. Podemos cree “que no se puede seguir impidiendo el debate social sobre el modelo de Estado en España».

En cualquier caso, a quienes les viene bien esta situación es a los grupos parlamentarios que, de nuevo, tienen materia para hablar, discutir y pelear. Total, hablar de Monarquía o República está al alcance de cualquiera. Discutir sobre si el Rey emérito hizo bien o mal saliendo de España no compromete casi nada. Eso sí, es otra oportunidad para no tener que subir a la tribuna del Congreso de los Diputados a exponer las líneas fundamentales de cada grupo respecto a cómo y cuándo saldrá España de la espantosa crisis en la que se halla metida.

LEGALIZAR ES MÁS JUSTO QUE REPUDIAR

Juan Carlos I estampando su firma en el texto de la ConstituciónEl 22 de noviembre de 1975, tras la muerte del dictador Francisco Franco, Juan Carlos De Borbón y Borbón, nieto de Alfonso XIII e hijo de Juan de Borbón y Battenberg, Conde de Barcelona, y de María de las Mercedes de Borbón y Orleans, nacido en Roma, nombrado Príncipe de España y sucesor a título de Rey en 1969 en virtud de la Ley de Sucesión de la Jefatura del Estado de 1947, fue proclamado rey de España por las Cortes franquistas.

OPERACIÓN DERRIBO

Está claro que los independentistas desean el resquebrajamiento del régimen del 78, que basa su fortaleza en la Monarquía parlamentaria.
Estamos ante un nuevo intento de volar la Monarquía como consecuencia del discurso del Rey Felipe VI a propósito del frustrado referéndum de autodeterminación en Cataluña. Vuelven a la carga, en esta ocasión, aprovechando el testimonio de figuras poco presentables contra el anterior Rey, D. Juan Carlos I.

El mundo al revés

Don Juan Carlos I, Suárez, Fraga, Carrillo, Peces Barba, Lavilla, Fernández-Miranda, Abril Martorell, González, Guerra, Gutiérrez Mellado, Pujol, Arzallus, Roca. De toda esa nómina, son muy pocos los que pueden mantener alto el espíritu de los que algunos denominan despectivamente el «régimen del 78».
Ese régimen, que yo reivindico por haber conseguido que los españoles estemos viviendo el mayor periodo de tiempo en libertad, se basa en la Monarquía parlamentaria. Nadie se atreve a propugnar la eliminación del parlamento porque, por el momento, en la Europa en la que nos encuadramos casan mal los regímenes autoritarios. Unos cuantos sí que desearían eliminar la Monarquía para que el régimen del 78 se desmoronara como una torre de naipes.

Aficiones y rarezas

Proclamación de Felipe VI
Se habla con frecuencia de la necesidad de acordar un nuevo pacto constitucional para renovar acuerdos y para modificar decisiones. Se olvida o se ignora que, previo al pacto constitucional, existió otro pacto que hizo posible el anterior. Me refiero al pacto institucional, es decir, aquel acuerdo que posibilitó que la derecha aceptara un régimen democrático olvidando el autoritario; que la izquierda apostará por ese mismo sistema, olvidando la revolución y la ruptura, y que los nacionalistas vascos y catalanes aceptaran la realidad unitaria de una España democrática, descentralizada y reconocedora de los hechos identitarios, olvidando la independencia de sus respectivos territorios.

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