nacionalismo español

La bandera que les arropó

Todos los tesoreros vivos de Convergencia Democrática de Cataluña están imputados por corrupción estructural, es decir, por exigir y aceptar pagos al partido para dar concesiones públicas a empresas privadas. La sede central del partido está embargada por dichos hechos en procesos judiciales en curso, y el número de dirigentes de dicho partido imputados en el Sumario “del 3%” y otros casos judiciales en curso es amplísimo. Todo el mundo lo sabía; en Cataluña resultaba corriente la expresión: “el 3%”, cuando se trataba de hablar con la Generalitat. Todo el mundo lo sabía y, al igual que ha pasado con otras situaciones, todo el que lo sabía lo contaba sotto voce pero lo callaba públicamente.

¡Como para quejarse!

Se entendería que alguien deseara romper amarras con la parte a la que está unido, sabiendo que esa ruptura significaría para él un perjuicio en lo económico. Entonces, lo que movería a la separación sería otro tipo de razones distintas a las puramente pecuniarias. En el caso de Cataluña, los precursores de la independencia nunca dan por supuesto que la ruptura significará el empobrecimiento de la gente que en ella vive. No se querrían ir si supieran que irían a peor. Quieren marcharse porque piensan que vivirán mejor. La identidad, la diferencia, la lengua y la cultura no son el argumento sino la excusa para vivir mejor. Cuando el nacionalismo español de la Restauración, de la dictadura de Primo de Rivera, de la dictadura de Franco supuso un trato preferente y privilegiado para la industria y las infraestructuras catalanas, nadie acarició la tentación de romper para perder. El estatuto de Cataluña de la II República definía a ese territorio como «Región española».

La estrategia del calamar

Mas y Rajoy. EFELa tinta de calamar, ese pigmento oscuro que desprenden algunos cefalópodos, que se expulsa por las aberturas laterales cuando el cefalópodo se encuentra en peligro, deja un rastro oscuro que permite desorientar al atacante. Se trata generalmente de una estrategia de evasión. Esta estrategia, vieja como la vida misma, no solo es usada por el calamar. Todos, en alguna ocasión, hemos tirado de ella cuando hemos sentido que lo mejor era que se perdiera nuestro rastro para evitar que alguien pudiera hacer el tiro al blanco con nosotros. Hay ejemplos muy acabados en la vida y en la literatura de la estrategia de la tinta del calamar. Sin ir más lejos, Podemos, la emergente-descendente nueva fuerza política, la emplea constantemente, arrojando tinta, según los temas y los espacios, para impedir ser percibido con claridad por los depredadores y para no asustar a ningún posible votante.

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