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“¿Se acabó el ‘procés’?”

Se acabó el procés”. ¿Cuántas veces hemos leído y oído esa frase? Con los indultos a los condenados independentistas, “se acabó el procés”. Con la amnistía para el resto de delincuentes independentistas, “se acabó el procés”. Con la entrada en Barcelona y posterior huida de Puigdemont, “se acabó el procés”. Con la elección, nombramiento y toma de posesión del socialista catalán, Salvador Illa, “se acabó el procés”. Con el Estado Plurinacional, “se acabó el procés”.

La pérfida y finiquitada Castilla

Fortalecer la vecindad con quien estaba ahí, pero que hace unos años aparecía tan lejos, es uno de los logros de los que más satisfecho debemos sentirnos los demócratas portugueses y españoles. Disponemos del mejor ambiente para enterrar fantasmas históricos, para anular prejuicios, para no dejar correr imágenes distorsionadas de uno y otro lado, para conocernos de verdad, para proponer planes estratégicos conjuntos. Hemos superado las consignas de fraternidad meramente retóricas del pasado y estamos explorando todas las potencialidades de una cooperación leal y fructífera. Por eso ha herido tanto que la Asamblea Municipal de Lisboa aprobara una moción de condena a la “deriva autoritaria” del Gobierno español en Cataluña en la que reclama una “solución política” que incluya la liberación de los presos del procés. La moción se votó el 26 de noviembre pasado, a propuesta del Partido Comunista, y fue aprobada gracias al apoyo del Parido Socialista, del Bloque de Izquierda, los comunistas y los tres partidos ecologistas, además de siete independientes.

Si no aguantan una broma, que se vayan del pueblo

Los siete magistrados del Tribunal Supremo que firmaron la sentencia del 'procés', en un momento del juicio. POOL
Los siete magistrados del Tribunal Supremo que firmaron la sentencia del ‘procés’, en un momento del juicio. POOL

Ni soy jurista ni tengo la formación exigible para poder saber si la sentencia del Tribunal Supremo sobre el juicio del procés se ajusta o no a Derecho. La acepto, sin más. Lo que no ha dejado de llamarme la atención ha sido la constante sobreactuación en relación con la exaltación del respeto escrupuloso a los derechos de los procesados.

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