¡De eso nada, monada!
Todavía se está a la espera de que se nos ofrezca una explicación que pueda ser entendida en toda su dimensión sobre la proposición de ley de amnistía. Sobran los argumentos peregrinos que no se los creen ni quienes los formulan. Sobran las adjetivaciones contra aquellos que no comparten semejante medida. Cuando no se tienen argumentos solventes, se acude a la descalificación. Cuando alguien llama facha a quienes se oponen a la amnistía, están calificándose a sí mismos. Quienes estamos en contra somos tan fachas como los que hace apenas tres meses decían lo mismo que decimos los que no somos partidarios de la amnistía. “Soy tan facha como lo eras tú antes del 23J” es la respuesta que merecen quienes en lugar de pedir disculpas por predicar lo contrario de lo que predicaban, se dedican a insinuar oscuros intereses de quienes no comulgamos con la medida. Alguna vez habrá que preguntar seriamente sobre quiénes fueron los que han traído a la extrema derecha a la política nacional, regional y local.
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