Sahara Occidental

Y Rufián, presumiendo por Madrid

Lo que parece claro es que a los independentistas espiados se les fue la fuerza por la boca

El portavoz de Esquerra Republicana (ERC) en el Congreso, Gabriel Rufián

Cada semana tiene su afán en España. Sabemos con qué cotilleos nos acostamos los domingos. No sabemos con los que nos despertaremos el lunes. Para mayor gloria y lucimiento de tertulianos los asuntos a tratar no deberán ser complicados. Si lo fueran, tendrían que ceder sus sitios a expertos que analizaran los efectos de la inflación, la continuidad a medio plazo del actual sistema de pensiones si se cumpliera el acuerdo de subir las pensiones en función de la inflación, la situación del mercado laboral, la diferencia entre contratos fijos discontinuos y contratos temporales, la subida de la energía eléctrica o del petróleo, el papel de las tecnologías en la nueva economía, el sistema educativo, la pérdida que supone para el sistema productivo español la ausencia de buena parte del 50 % de la población española en su vertiente femenina y de los trabajadores e hijos de trabajadores en situación de abandono que seguramente están dotados de tanta imaginación, ingenio e iniciativa como los hijos y progenitores de los más pudientes sin que unas y otros puedan aportarlos a la riqueza nacional, etc.

Cierre de grifos

Si el gobierno de España ha renunciado a reconocer la autodeterminación del Sáhara Occidental pueden perder una vez más sus esperanzas los catalanes independentistas

Varios menores extranjeros no acompañados juegan al fútbol en las naves del Tarajal (Ceuta). Europa Press
Varios menores extranjeros no acompañados juegan al fútbol en las naves del Tarajal (Ceuta). Europa Press

Todos los días saco mi perro, un Border collie, a dar una vuelta por la sierra de Alor, donde crece la rosa de Alejandría, un espectáculo inigualable cuando llega el mes de abril. A la sierra la circunvala una carretera por la que, de cuando en cuando, pasan automóviles camino de Táliga o de Olivenza. Mi perro oye a distancia el ruido del motor del coche que se aproxima y se prepara para perseguirlo cuando pasa a la altura de Santo Domingo. Calculo que recorre dos o tres kilómetros a toda velocidad. Por mucho que lo intenta jamás consigue su objetivo, entre otras razones, porque existe una alambrada que le impide acceder a la carretera. Cada vez que vuelve de su frustrada persecución va sacando más la lengua para poder exhalar todo el aire que, con la lengua fuera, llega directamente a sus pulmones. Creo que de ahí viene ese dicho de “ir con la lengua fuera”.

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