La pérfida y finiquitada Castilla

Lo peligroso es la pretensión de algunos independentistas españoles de atraer a Portugal a la discusión sobre la configuración nacional de la península

El primer ministro de Portugal, Antonio Costa (i) y el presidente de España, Pedro Sánchez.
El primer ministro de Portugal, Antonio Costa (i) y el presidente de España, Pedro Sánchez.

El pasado 28 de octubre se celebró en Trujillo la cumbre Hispano-Lusa. Por el ambiente y por los resultados, hoy podemos afirmar que quizás estemos ante el mejor momento en las relaciones entre ambos países. Pero hay que distinguir las buenas relaciones institucionales de la densidad o la calidad del conocimiento entre ambas sociedades. Las buenas relaciones entre los gobiernos no implican por sí solas un paralelo clima en las relaciones sociales, culturales o económicas. Esa reiterada constatación del buen momento de las relaciones no pueden ocultar todas las cuestiones que hayan afectado, afecten o puedan afectar a nuestras relaciones peninsulares.