A garrotazos o dimitiendo (elconfidencial.com)

Dos imágenes para los tiempos que vivimos en España:

  • Primera. Un autobús contratado por un colegio para llevar de excursión a los chicos y chicas de 5º de primaria. Los alumnos han dejado por un día la aburrida clase escolar y se disponen a pasar una jornada de asueto. Van a una ciudad a sesenta kilómetros de distancia del pueblo donde viven y van a la escuela. Lo de menos es el objeto de la visita; lo importante es que podrán disfrutar de una actividad extraescolar, alejada del tedio y la disciplina cotidiana. Se levantaron más temprano que habitualmente. Desayunaron más de la cuenta, forzados por sus madres que pensaban que, cuanto más comieran, menos hambre tendrían hasta la hora del almuerzo. Provistos de sus gorras y de sus mochilas se han subido al autocar. Llevan tres euros en el bolsillo y una pesada carga alimentaria en su pequeño petate. Zumo de melocotón, bocadillos de salchichón y de tortilla francesa y un par de plátanos es el menú preparado con esmero media hora antes de la partida. Les han recomendado que no coman nada hasta que no lleguen al parque de la ciudad que van a visitar.

Algo le debe España al denostado bipartidismo

El autobús se pone en marcha. Algo somnolientos durante los diez primeros kilómetros. Por arte de magia, uno se levanta como un resorte de su asiento y la señal está dada. Todos se ponen en pie. Tiran de mochila y se beben el primer envase del zumo. El griterío comienza a ser ensordecedor. Van contentos y felices. Es invierno duro, pero el conductor ha puesto alta la calefacción. Ahora van contentos, felices y calentitos. Y en el bolsillo unos euros que no veían desde el día de la primera comunión. Ni les importa ni les preocupa lo que pase fuera del recinto motorizado. Están encantados por hacer ese viaje. Si acaso el autobús parase para llenar el depósito de gasoil y a alguien se les ocurriera subir al mismo para informarles de lo mal que está la situación ahí fuera, recibiría gritos y pitidos de desaprobación. No les interesa conocer la realidad exterior. Sólo quieren disfrutar del microclima que se ha creado dentro y no permiten que ningún aguafiestas venga a fastidiarles la jornada.

  • Segunda. Dos hombres que están sumergidos en arenas movedizas, enterrados hasta las rodillas, y en vez de tratar de salvarse, están golpeando al otro con garrotes. Duelo a garrotazos es el cuadro que Goya pintó en el siglo XIX, tratando de reflejar el cainismo español y la estupidez humana. Es la forma de evidenciar como entre peleas y disputas nos vamos hundiendo más y más, preocupados únicamente de quedar por encima del contrario, en vez de intentar ayudarnos mutuamente o, al menos, luchar por la vida propia. Una y otra vez golpeando al rival, intentando que caiga más y más profundo aún a riesgo de sufrir el mismo destino.

Ambas imágenes creo que reflejan perfectamente la realidad en la que viven los dos principales partidos políticos de España, PP y PSOE. Ambos son los protagonistas de lo que durante treinta años se ha conocido como el bipartidismo. Algo le debe España al denostado bipartidismo. Si la resultante fuera que, acabado el bipartidismo, la política española contara con repuestos suficientes y acreditados, a lo más que podríamos llegar quienes hemos creído en ellos sería a la melancolía, pero nada nos haría temer por la gobernabilidad de nuestro país.

Sólo quieren disfrutar del microclima que se ha creado dentro y no permiten que ningún aguafiestas venga a fastidiarles la jornada

Pero no parece que esa sea la situación. ¿Qué hacer? No queda más remedio que impedir que, ante el grave problema de corrupción que asola a la política española, el PP se agarre al PSOE y los dos acaben hundiéndose en el lodo y desapareciendo. ¿Cómo se evita eso? Uno de los dos tiene que dar el primer paso y hacer lo que los españoles están esperando: Asumir la responsabilidad política, dimitir y que cunda el ejemplo en el otro. Dimitir es asumir la responsabilidad política, no la autoría de la fechoría, que serán los Tribunales de Justicia los que decidan. En la Junta de Andalucía se han llevado dinero de los EREs y alguien debe ser el responsable de no haberlo evitado. En El PP, alguien se ha hecho millonario con el cargo de tesorero y con el cohecho y alguien debe ser responsable de no haberlo impedido. Esos dos deben dimitir y, seguramente, su gesto serviría para recuperar la confianza y salir del lodo.

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