¿Bien encaminada o debería dedicarse a otra cosa? (El Correo de Andalucía)

Madrid 2020El presidente de la Federación Española de Atletismo, José María Odriozola, señaló este lunes que “no se tiene en cuenta la capacidad real para organizar los Juegos” y que “los cardenales del COI” le “han decepcionado y nos han vuelto a tomar el pelo”.
Alejandro Blanco, presidente del Comité Olímpico Español, improvisó una rueda de prensa en la que insistió en que la votación “no tiene ninguna explicación lógica” porque “el mejor proyecto ha perdido”. Blanco ha afirmado que no cambiaría “nada, ni un segundo, de lo hecho en Argentina”. “El mejor proyecto ha perdido”.
Tongo olímpico, dijo La Razón, mientras que afirmaba que son unos traidores. Gabriel Albiac, desde Abc, cubrió otra vertiente en las acusaciones: “Los miembros del COI son todos unos corruptos y por eso no han dado el voto a Madrid”.

“El COI es feudal y los japoneses han comprado los Juegos, porque Madrid era objetivamente la mejor”, le dijo uno de los patrocinadores de la candidatura, en condición de anonimato.

Madrid “era la más valorada por la Comisión de Evaluación” y fue arrasada por Tokio. Ellos explican la derrota aludiendo a la “seguridad de los yenes de Tokio”, que ha “pesado en una organización privada” en la que “mandó el dinero”.

Lo de siempre. Los del COI son unos corruptos y, tal vez, por eso, cuando estuvieron en Madrid visitando nuestras instalaciones, se les agasajó hasta la saciedad, se les llevó de fiesta flamenca y se acabaron las patas de jamón de bellota, hasta el punto de que después de esa visita comenzó a escasear el jamón en España, cosa que no ocurría desde que empezó la crisis en nuestro país. Y no hicimos el pino porque no nos lo pidieron.

A los estudiantes españoles, a los que el ministro Wert ha quitado las becas por no haber conseguido una nota más alta que la de sus compañeros sin beca, hay que consolarles siguiendo el ejemplo del olimpismo madrileño: “Tenemos que aprender del fracaso”, han dicho algunos.

No conozco a ninguna familia que cuando sus hijos suspenden el curso escolar no atribuya el fracaso a los encargados de evaluar las pruebas de sus vástagos. “Mi niño es el que más estudia”. “Llevaba la asignatura mejor que ninguno”. “Ha aprobado Juanito, que no tenía ni idea, porque su padre es amigo del director y además tiene mucha pasta”. Y así sucesivamente.

El ministro de Educación, Cultura y Deporte, José Ignacio Wert, cuestionó, a propósito de la nota necesaria para obtener una beca, que un estudiante universitario que no sea capaz de obtener una nota media de un 6,5 para obtener una beca “esté bien encaminado” y deba continuar sus estudios universitarios. Señaló que “la pregunta que hay que hacerse es si ese estudiante que no puede conseguir un 6,5 está bien encaminado o debería estar estudiando otra cosa”.

Pues la cosa está clara. Tras el suspenso que, de nuevo, ha obtenido la candidatura de Madrid en su examen olímpico, la pregunta que hay que hacerse es si unos representantes gubernamentales, que no pueden conseguir un aprobado durante tres convocatorias sucesivas, están bien encaminados o deberían estar dedicándose a otras cosas. Si en lugar de haber sido un examen de una ciudad para ganar una selectividad olímpica hubiera sido un examen de un alumno de química inorgánica, el ministro de Educación, Cultura y Deporte hubiera dicho: “La candidatura de Madrid no puede seguir recibiendo subvención pública para seguir presentándose a los exámenes olímpico, porque el Estado no puede seguir pagando a quienes están demostrando que o no sirven para olímpicos o no trabajan suficientemente. Hay que terminar con el fracaso olímpico, dándole dinero para conseguirlo a aquellos que sean capaces de esforzarse (ya saben aquello del valor del esfuerzo) y aquellos que estén capacitados para obtener una nota media de aprobado alto. Si no es así, Madrid puede seguir aspirando a examinarse cuantas veces quiera, pero visto que llevan ya tres suspensos seguidos en la misma asignatura, que a partir de ahora lo hagan única y exclusivamente con su dinero y no con el dinero de todos los españoles”.

A los estudiantes españoles, a los que el ministro Wert ha quitado las becas por no haber conseguido una nota más alta que la de sus compañeros sin beca, hay que consolarles siguiendo el ejemplo del olimpismo madrileño: “Tenemos que aprender del fracaso”, han dicho algunos. Lo malo es que a Madrid se le ha permitido fracasar tres veces, mientras que a un becario se le manda a casa a la primera.

Si para España era bueno la organización de unos Juegos Olímpicos por lo que significaría para el desarrollo económico y para la generación de empleo, ¿qué no significará para nuestro país el hecho de que jóvenes, más o menos brillantes, se queden a mitad de camino en sus carreras universitarias o en sus proyectos e investigaciones científicas por la simple razón de que si habría más de 2.000 millones de euros para construir instalaciones deportivas y sus correspondientes infraestructuras auxiliares y, en cambio, no lo haya para becas e investigación científica e innovación? ¿Qué pasaría en nuestro país si el Gobierno declarara que el dinero que se iba a destinar a las Olimpiadas se destinará a subvencionar el estudio y la investigación?

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