Podía hacer lo que le diera la gana porque ni mediáticamente ni popularmente se le puso la raya que no se le hubiera consentido cruzar
Don Juan Carlos volvió a España y ha dado alimento a cuantos no arriesgan nada con opiniones que admiten cualquier tipo de variante. Se puede estar en contra o a favor. Se puede exteriorizar sensación de escándalo o de alivio por el regreso. Oyendo a algunos tertulianos uno no sabe a qué carta quedarse. Da la sensación de que los más enojados por el daño que el Rey anterior ha infligido a la Monarquía son aquellos que más la aborrecen. Y si tanto la denigran, parecería lógico que manifestaran alegría y elogiaran, en lugar de insultar, a quien tanto bien está haciendo por la causa republicana. Jamás se podría imaginar Felipe VI que le iban a salir tantos defensores de la Monarquía desde la orilla republicana. Si quieren República, que lo expresen claramente y dejen de dar la tabarra con el Rey anterior.
Saben tanto que saben si tenía o no qué venir. Cómo tendría que haber venido. Qué tendría que haber hecho. Y qué debería haber dicho. Algunos, como el portavoz del PNV en el Congreso de los Diputados, Aitor Esteban, exclamaba recientemente que “al final, nadie le va a quitar la vergüenza de lo que ha hecho”. El señor Esteban sabe que no hay mal que el tiempo no borre o difumine. Cualquiera hubiera sabido que el PNV iba a gozar de todas las credenciales democráticas después de que quien fuera su presidente, Xavier Arzalluz, dijera aquella burrada de que “unos (ETA) mueven el árbol y otros (el PNV) cogen las nueces”. O sea, unos mataban, asesinaban, extorsionaban, secuestraban, mutilaban y el PNV se beneficiaba de esa política terrorista. Hoy, casi nadie recuerda las nueces. Ya ve Aitor Esteban, que, al final, alguien le quitó la vergüenza al PNV y, ahora, él puede deambular por los escaños del Congreso sin que nadie le pida ni cuentas ni explicaciones por las sinvergonzonerías peneuvistas.
Como ocurre con la pesca, alejémonos algo de la orilla y adentrémonos en aguas más lejanas y profundas para ver qué piezas son las que están pescando quienes se atrevieron a salir a mar abierto. España, con Dicho esto, mucho se ha especulado sobre la fortuna de don Juan Carlos de Borbón y si debe o no dar explicaciones. Depende de cómo queremos que sea tratado. Si ya no es Rey, si no puede quedarse a dormir en la Zarzuela porque es un ciudadano más, tiene exactamente las mismas obligaciones que cualquier español. Solo deberá hablar si quiere hacerlo voluntariamente o si es requerido por mandamiento judicial. Si se piensa que don Juan Carlos es algo más, entonces, ¿a qué viene la negativa para que duerma en la residencia oficial de su hijo, el Rey de España?
«No digo que tenga que ponernos al día de lo que fue su vida privada. Todos lo sabíamos. Se publicaba en la prensa y se hablaba en los medios de comunicación»
Yo creo que don Juan Carlos debe hablar. Y debe contar desde el principio hasta el fin su itinerario económico y fiscal. No digo que tenga que ponernos al día de lo que fue su vida privada. Todos lo sabíamos. Se publicaba en la prensa y se hablaba en los medios de comunicación. Todos lo sabíamos y todos nos hicimos los sordos, los ciegos y los mudos. Ahora parece que algunos se han caído del guindo. Cuanto más escandalizados se muestran más parece que ellos estaban in albis en la cuestión amorosa del Rey. No creo en la ignorancia de los más veteranos en este asunto. Los nuevos que pregunten a sus jefes. Nadie hablaba y todos los sabíamos.
El Don Juan Carlos debe hablar. Si atesora una importante fortuna queremos saber cómo la hizo. En qué circunstancias y quiénes le dieron el dinero. Y a cambio de qué. Seguro que el dinero no le llegó solo a sus bolsillos. ¿Qué nombres debemos conocer? Seguro que las pesetas y los euros no brotaban en los jardines de la Zarzuela. El anterior Rey debe señalar a los que lo hicieron millonario. Nombres y apellidos. Y debe decir quiénes eran cómplices, quienes sabían de sus operaciones opacas y por qué lo ocultaron. ¿Qué nombres de la alta alcurnia económica, social, política y financiera estaban al tanto de lo que pasaba con el Rey y por qué callaron?
«No digo que tenga que ponernos al día de lo que fue su vida privada. Todos lo sabíamos. Se publicaba en la prensa y se hablaba en los medios de comunicación»Cuanto más cotilleo te contaban más cerca creías que estaban de la vida privada del Rey. Y no crean que lo contaban escandalizados. No. Se sentían superiores por lo que sabían y conocían»
Don Juan Carlos lo hizo y lo está pagando. Y todos los que sabían lo que pasaba en su vida personal y financiera, ¿por qué lo consintieron? Por miedo dicen algunos para escurrir el bulto Si le tenían miedo a un Rey constitucional, se entiende bien por qué Franco murió en la cama. No había más que pisar Madrid para que en determinados círculos te pusieran al día de las venturas y desventuras de la Casa Real. Los de provincia escuchábamos y no dábamos crédito. Cuanto más cotilleo te contaban más cerca creías que estaban de la vida privada del Rey. Y no crean que lo contaban escandalizados. No. Se sentían superiores por lo que sabían y conocían.
No diré que todos hemos sido culpables de la conducta de don Juan Carlos. Pero sí diré que el anterior Rey consideró que “ancha era Castilla” porque quienes sabían lo que pasaba callaban, eran cómplices de su silencio y permitieron que el anterior Rey se considerara el rey del mambo. Podía hacer lo que le diera la gana porque ni mediáticamente ni popularmente se le puso la raya que no se le hubiera consentido cruzar.
No debe ser fácil ser Rey. Y no debe ser fácil ser Rey hijo de un Rey que muchos ponen en la picota. En la educación de la futura Reina figurará alguna materia relacionada con el respeto a los padres, hayan sido lo que hayan sido. No creo que se la eduque en sentimientos y afectos paternos de manera distinta a como nos educaron nuestros padres y educamos a nuestros hijos. El abrazo al abuelo del nieto que juega a balonmano, es una buena lección de afecto y cariño.
Leer «Caerse del guindo» en Voz Pópuli