De chachas y desgarros

Javier León de la Riva explica sus declaraciones ante los medios. (Efe)
De cuando en cuando, el mundo político y el mediático encuentran temas para la discusión y el debate que dan para alargar las opiniones hasta el infinito. Uno de esos asuntos, el de la elección directa de los alcaldes, había vuelto a asomarse al foro y estaba provocando las delicias de quienes pueden opinar con total impunidad sobre las ventajas y los inconvenientes de esa forma de elección. Defender una u otra posición no compromete en casi nada y, tampoco, obliga a devanarse los sesos tratando de dar con la fórmula que permita, por ejemplo, reducir las listas de paro de nuestro país. Da la sensación de que algunos piensan que los parados se despiertan cada mañana preguntando si por fin se elegirá o no directamente a los alcaldes, para saber si encontrarán o no empleo.

Cuando más viva estaba la discusión sobre los ediles, dos alcaldes, el de Toledo y el de Valladolid, se encargaron de recordarnos que ellos existen, que están ahí, elegidos por los concejales y, por lo tanto, con capacidad para opinar sobre lo divino y lo humano. Va el de Toledo y nos cuenta una historieta sobre chachas y aspiradoras. El de Valladolid, para no ser menos, se larga un cuento sobre ascensores y faldas.
El de Toledo refleja un lenguaje clasista, por un lado, y machista por otro: “El caso de los papeles del extesorero del PP Luis Bárcenas surge porque los dirigentes del PP no saben hacer nada sin la chacha. Lo cierto y verdad es que no pienso que Cospedal sepa pasar la aspiradora». El lenguaje clasista se pone de manifiesto cuando utiliza el despectivo Chacha para referirse a las   empleadas del servicio doméstico. Se supone que los jóvenes que hayan oído esa palabra de boca del alcalde de Toledo habrán tenido que acudir a Wikipedia para averiguar el significado de esa expresión que ya no se utiliza en castellano por lo que de clasista y peyorativo tiene. No creo que ni el más retrógrado de los ciudadanos de Toledo siga llamando chacha a las empleadas domésticas. El lenguaje machista se detecta rápidamente cuando el despectivo chacha se empareja con el nombre de una mujer, en este caso, Cospedal, Presidenta de Castilla-La Mancha y Secretaria General del PP.

Nunca fue bueno empezar la casa por el tejado. Si se quiere elección directa, empiécese por proponer cambios en la Constitución para ir a un sistema presidencialista y luego modifíquese la Ley Electoral en función de esos cambios

El de Valladolid sólo deja traslucir un lenguaje claramente machista, chulesco, repugnante y cobarde. Ha asegurado que “le da cierto reparo entrar en un ascensor por si hay una chica con ganas de buscarte las vueltas, se arranca el sujetador o la falda y al salir del mismo grita que la han intentado agredir”. Es posible que alguna vez alguien vea un burro volando, pero lo normal es que los burros anden a cuatro patas con las pezuñas pegadas al suelo. De igual forma, eso que cuenta el alcalde puede ocurrir en alguna ocasión, pero cuando en un ascensor alguien trata de violentar a alguien, las cosas suelen ocurrir de manera contraria a como las cuenta el alcalde. Que se sepa, las mujeres no van por los ascensores tratando de buscarle las vueltas a los hombres. Y si en ocasiones salen de un ascensor con la falda desgarrada no cabe la menor duda de que la agresión no ha sido inventada sino real. Claro que, a partir de ahora, cada vez que un energúmeno trate de violar a una mujer se agarrará a la doctrina León de la Riva y se defenderá diciendo que la mujer le quiso buscar las vueltas. Si nos diera por pensar mal, podríamos concluir que el alcalde de Valladolid se ha buscado una coartada para defenderse en el supuesto de que tratara de agredir a una mujer en un ascensor. Lo mejor sería, que por si acaso, ninguna mujer ose pisar el mismo ascensor que pise el regidor que, seguramente, diría las mismas estupideces si hubiera sido elegido directamente en la lista más votada.

4 comentarios en “De chachas y desgarros”

  1. Me encanta lo clarito que hablas, incluso mal de un alcalde elegido por tu partido. Esta es la diferencia fundamental que muchos no quieren ver, claro que no somos lo mismo.
    Sin embargo, creo que el alcalde de Toledo ha sido ingenuo al apropiarse de términos que se identifican claramente con la derecha, quizá para hacer la metáfora más creíble, no así el descerebrao de Valladolid que, efectivamente, utiliza ingeniosamente la consabida «iba provocando» de un repugnante machista. Yo no me monto con él, ni de coña, en ningún sitio.
    Feliz resto de verano.

  2. Julia Horrillo Moraga

    Genial, claro, sin dobleces, como siempre no defraudas, hables de lo que hables, tu valentía, respeto y honradez te preceden. Gracias al destino viniste a Extremadura, gracias por todo lo que has hecho por los Extremeños, tu nos hiciste tener la autoestima, que nosotros mismos no valorábamos. Un abrazo, para mi seras siempre mi Presidente favorito. Un beso. Julia

  3. Buen artículo Juan Carlos. Los políticos todos, como los alcaldes y alcaldesas, representantes de los ciudadanos, deberían ser responsables de sus actos y palabras y pagar, ejemplarmente, cuando se sobrepasen. No debería ser tan gratuito agredir con sus actos y palabras a los vecinos que les han elegido. Y yo no quiero al alcalde o a la alcaldesa más votado, quiero al que mejores intenciones tenga.

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