Entrevista en Temas para el debate: ¿Qué proyecto para España?

Temas para el debate. Diciembre 20151. Debemos abandonar la España resignada a que sólo se puede hacer lo que vemos hoy y lo que los actuales recursos nos permiten; abandonar la España desconfiada, que al final sabe que detrás de toda oferta hay una trampa y el juego no es colaborar sino descubrir el engaño; la España arrogante que tiene opiniones para todo y que tacha de moda lo que no ha sido iniciado localmente, y como pocas en el mundo nacen hoy en el país, muchas son consideradas modas (incluyendo Internet y la capacidad emprendedora); la España que sólo le da importancia a discutirlo todo y que no se compromete con acciones responsables; la España que opone tradición a cambio, calidad de vida a progreso, estabilidad y solidaridad a capacidad emprendedora; la España con líderes que necesitan tener todo claro antes de ponerse a trabajar, que no confían en que los grandes proyectos son más grandes cuando se inventan en el camino con la comunidad, siendo papel del líder orientar hacia el horizonte nunca totalmente definido

2. España hace cuarenta años estaba aquejada de un profundo atraso económico y social. Faltaban carreteras, escuelas, empleos, viviendas, servicios de salud y comunicación. En lo cultural, España venía de una tradición caciquil y centralista, que impedía el despegue definitivo de nuestro país. España se ha ganado el derecho a competir en el Siglo XXI. Ha pasado de ser un país aislado a un país que ha resuelto sus necesidades básicas, estableciendo un excelente punto de partida en su estructura económica y social. La Constitución española marcó los pasos y los españoles hemos cumplido. Hoy España ha superado estos problemas, pero al mismo tiempo, el mundo ha experimentado una revolución mayor, a la cual España comienza a adaptarse perezosamente. Esta revolución es la aparición de la Sociedad Global de la Información, que consiste en la internacionalización de los negocios y el desarrollo mundial de las tecnologías de información, que ha conectado de hecho a todo el planeta. Si bien contamos con la infraestructura básica social y económica, lo cual era suficiente en la sociedad Industrial del siglo XX, ya no lo es en la Sociedad de la Información del siglo XXI. La infraestructura necesaria en esta época es tecnológica, básicamente digital, pero también es humana: se requiere desarrollar un nuevo tipo de capacidades para la sociedad que viene, capacidades emprendedoras.

Es necesaria la transformación de España hacia la Sociedad Global de la Información del siglo XXI, porque necesitamos dotar a nuestro país de
las capacidades básicas, tecnológicas y humanas, para enfrentar dicho cambio, evitando caer nuevamente en el peligro del “qué inventen ellos”.

Por eso es necesaria la transformación de España hacia la Sociedad Global de la Información del siglo XXI, porque necesitamos dotar a nuestro país de las capacidades  básicas, tecnológicas y humanas, para enfrentar dicho cambio.

3. Todo cambio trae consigo oportunidades. La diferencia está en cómo nos enfrentemos  al futuro, si lo acometemos en forma pasiva o tomando nosotros la iniciativa,  adelantándonos a lo que otros puedan construir. Como en otros trances de la historia, al aparecer nuevas prácticas por la irrupción de nuevas herramientas, quienes –al no ser los inventores– por lo menos se apropiaron de ellas, pudieron avizorar múltiples posibilidades y quienes les dieron la espalda, quedaron fuera y en no pocas ocasiones, pagaron a un alto precio por su insensatez al no anticipar lo que estaba en juego. Lo único cierto es que el siglo XXI, como cualquier tiempo futuro, está por ser definido; podrá parecerse a  nuestras peores pesadillas, si nos mantenemos al margen y paralizados por la desconfianza, y no salimos al paso como lo hicieron los conquistadores de América que partieron de España. Si permanecemos en la pasividad, no hay que ser vidente para atisbar un siglo XXI sin nosotros que, otra vez, “inventarán otros”. La revolución industrial ha dejado de ser el eje de los negocios. España está preparada para afrontar el nuevo desafío. Ha tenido la gracia fortuita de estar preparada justo en un momento de transformación global. Ha conseguido asistir al siglo XXI como una España preparada para dar un nuevo salto.
La planificación realizada a principios de los ochenta y noventa permitió la asunción de las responsabilidades democráticas. El desarrollo de la oferta universitaria e investigadora,  junto con la modernización de nuestro sistema productivo nos ha puesto en una situación de partida, que nos hace albergar la esperanza de estar a la altura de los retos que se nos han venido encima de manera imprevista.
Nuestros porcentajes de universitarios, o nuestros indicadores culturales o de equipamiento, son los más indicados para enfrentar ese cambio para salir al encuentro de la nueva sociedad, que más que de la información, es del conocimiento.

4. Al proponernos participar en la construcción de la Sociedad de la Información,  parecería que existe, como opción, no participar. No es así. El vivir con otros y en medio del orbe, es infinitamente más complejo y profundo. Quienes inventan el mundo, no sólo inventan los nuevos productos como cosas. Quienes inventan el mundo, con los nuevos productos traen nuevas prácticas, pautas de relación, estados de ánimo y maneras de ver la realidad. Si el proceso de intercambio no se detuvo ni cuando las comunidades se refugiaban en sus castillos frente a los invasores, hoy los medios disponibles hacen que la invasión sea mucho más sutil, penetrante y acelerada.

5. No tenemos resueltas todas las preguntas y con seguridad nos asaltarán muchas nuevas en el camino, pero si lo inventamos colectivamente, no nos equivocaremos y avanzaremos con éxito en la transformación que necesita España.

La infraestructura necesaria en el siglo XXI es tecnológica, básicamente digital, pero también es humana: se requiere desarrollar un nuevo tipo de capacidades para la sociedad que viene, como las capacidades emprendedoras y los espacios de oportunidad para las pequeñas y medianas empresas, con sus capacidades de flexibilidad para producir ofertas nuevas.

Una vez más en la historia, las herramientas disponibles están trayendo un nuevo tipo de relaciones, una nueva manera de vivir, que no sólo afecta al ámbito de los negocios o la producción. Está afectando a toda la vida de la gente. Si en el pasado llegó el momento que una comunidad necesitó adoptar el hierro para sobrevivir y crecer, luego las máquinas a vapor y más tarde la electricidad y el petróleo, en la actualidad el centro motor de la vida
de las comunidades está pasando a ser Internet. En la red están ocurriendo los negocios más innovadores, en la red está concentrado mucho del saber de toda la humanidad, en la red se están construyendo relaciones sociales, políticas, religiosas, sin importar las fronteras ni la distancia. El proceso de globalización exigirá que nos integremos como una oferta competidora en el mercado mundial.

¿Hacia dónde se está moviendo la gente y qué negocios traen transformaciones duraderas? Este es un espacio de oportunidad para las pequeñas y medianas empresas, y para futuros emprendedores. La empresa pequeña tiene una capacidad intransferible en su flexibilidad para producir ofertas únicas. La gente quiere sentirse especial, única, distinguida y no quiere dejar de identificarse con algo, como una comunidad.

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