No es habitual desayunarse con noticias como las que el pasado miércoles nos ofreció el presidente de la Junta de Andalucía, anunciando, tres años antes de la finalización de su mandato de cuatro años, que no se presentará más a las elecciones autonómicas. Al momento de escribir estas líneas sólo poseo esa escueta información por lo que me aventuro a adelantar cuatro hipótesis:
1ª.- El presidente Griñán es conocedor de que en el plazo de un año, el PSOE convocará unas elecciones primarias para elegir a quién será su candidato a presidente del Gobierno de España. Puesto que Griñán declaró no hace muchas semanas que Andalucía cuenta con militantes cualificados para optar a esa nominación, no sería suicida pensar que en el pensamiento del presidente de Andalucía se esconde la idea de mover el charco socialista para que, además de los nombres que se han barajado a nivel nacional, pueda barajarse el nombre del socialista andaluz al que se refería Griñán.
2ª.- Puesto que Griñán no sólo ha anunciado su intención de no presentarse a unas nuevas elecciones, sino que además ha promovido, por el procedimiento de urgencia, el mecanismo que permita que el PSOE andaluz elija a quien se presentará para candidato a la Presidencia de la Junta de Andalucía por el grupo socialista, tiene que haber alguna explicación que vaya más allá del mero anuncio de su no presentación en las próximas elecciones. Griñán sabe que será muy difícil mantener la situación en el que uno gobierne y otro u otra se mantenga durante tres largos años como aspirante a suceder a quien en estos momentos dirige los destinos de Andalucía. Él sabe por propia experiencia que tarde o temprano, la cuerda se romperá por el lado más débil y que tres años son muchos años para quien, habiendo gozado del poder interno en el seno del PSOE andaluz, vea como día a día, las lealtades van disminuyendo y la soledad irá en aumento. Resulta por lo tanto, necesario encontrar una explicación que vaya más allá del mero anuncio del miércoles. Mi segunda hipótesis es que Griñán quiere trasmitir al PSOE el mensaje de que él, a partir del mes de agosto, cuando se haya elegido por primarias a quien vaya a ser su sustituto, se encontrará libre de ataduras con el PSOE andaluz y estará disponible para optar a la nominación como candidato a la Presidencia del Gobierno de España por el PSOE cuando se celebre el proceso de designación de candidatos. Es posible que Griñán, motu proprio, o impulsado por quienes crean que el partido socialista de Andalucía tiene la fuerza suficiente como para aspirar a ese puesto, le hayan animado a dar un paso que explicaría su declaración y la elección inmediata de su sustituto.
3ª.- Entra dentro de lo posible el llegar a pensar que Griñán haya movido ficha con el objetivo de enseñar los dientes a su socio de gobierno, IU, diciéndoles con el gesto del miércoles que se encuentra dispuesto para convocar unas elecciones anticipadas en el supuesto de que la coalición izquierdista trate de llegar más lejos en su acción de gobierno de lo que su fuerza parlamentaria le permite. No debe ser nada fácil gobernar con una coalición que, como IU de Andalucía, mantiene dentro de sus diputados a personas tan diferentes como el vicepresidente Valderas o el alcalde de Marinaleda. De lo que no cabe la menor duda es de que el anuncio hecho por el presidente en el discurso del estado de la Región ha ensombrecido cualquier otro tipo de debate en el que seguramente el PP habrá querido entrar, tratando de llevar agua a su molino.
4ª.- Mi última hipótesis tiene que ver con lo personal. Hay veces que el factor humano impregna, más que cualquier otra circunstancia, las decisiones que alguien toma a lo largo de su vida, incluida la vida política. No sé cuáles son las circunstancias personales del presidente Griñán por lo que no puedo aventurar nada al respecto, pero podría ser que todo lo que digamos tratando de averiguar el sentido de su decisión quede en nada si lo que ha influido en él no han sido circunstancias políticas sino personales.
Nada obligaba a Griñán a convocar unas primarias con tanta urgencia. Si lo hace, o es para retirarse o es para convocar elecciones anticipadas o es para enseñarle el camino a Rubalcaba. No está bien.
En este último caso, sólo el respeto a una decisión puede ser la única y más decente respuesta a lo dicho y hecho. Si por el contrario, la cuarta hipótesis quedara descartada, no tendré más remedio que lamentar la forma de proceder del presidente Griñán en esta ocasión. Pienso que Alfredo Pérez Rubalcaba no se merece que se le ataque por tierra, mar y aire desde el seno del propio partido socialista. Las declaraciones de Griñán sobre la edad, los veteranos, el paso atrás y demás comentarios sobre un proyecto político sólo pueden ser interpretados en clave nacional y tomadas como un recado envenenado a quien por el momento ha tenido la paciencia de mantenerse al frente de una nave que quedó seriamente averiada después del paso de los socialistas por el gobierno en los años 2010 y 2011. Nada obligaba a Griñán a convocar unas primarias con tanta urgencia. Si lo hace, o es para retirarse o es para convocar elecciones anticipadas o es para enseñarle el camino a Rubalcaba. No está bien.