La prensa del pasado 7 de septiembre nos obsequiaba con la noticia del fichaje del consultor político, Iván Redondo, por la Comisión Ejecutiva Federal del PSOE. Yo, como cientos de militantes socialistas exclamamos cuando se nos comunicó la buena nueva: “¡No me lo creo!” Y razones de sobra teníamos para el escepticismo.
El PP de Extremadura, en la oposición parlamentaria desde que se inició la Autonomía Extremeña, fichó a Iván Redondo para que asesorara a ese partido de cara a las elecciones extremeñas de 2011. Como siempre ocurre en política, las elecciones no las gana la oposición sino que las pierde el gobierno. Y, efectivamente, en ese año y por primera vez, el PSOE de Extremadura perdió las elecciones y el gobierno de la Junta de Extremadura, gracias al pacto de los populares con los derechistas de IU de Extremadura.
Pero como quiera que Iván Redondo había ejercido de gurú del candidato Monago, los menos avisados, empezando por este último, creyeron que el triunfo popular había sido por obra y gracia del asesor político.
Fue tal el pedestal en el que se puso al politólogo que, José Antonio Monago, ya investido presidente, consideró que no podía dejarse escapar a semejante pieza, decidiendo que Iván Redondo dejara de asesorar al PP para hacerlo, desde la responsabilidad institucional, a la Junta de Extremadura y a su presidente.
Nombrado jefe de gabinete del presidente, con rango y categoría de consejero, Redondo se constituyó en el dueño y señor de las decisiones que se fueron adoptando por el gobierno popular. No había un solo periodista extremeño o madrileño que dudara de esa afirmación. Es más, esa afirmación es la consecuencia de las opiniones y comentarios de los periodistas de ambas latitudes.
Redondo, no brilló por sus dotes organizativas ni por sus previsiones políticas. Cuatro años fue el tiempo que necesito el consultor-jefe de gabinete con categoría de consejero para que el PP perdiera de nuevo las elecciones de 2015. Cuando creía que lo tenía todo ganado, los socialistas presentaron una moción de censura al Sr. Monago, y el gurú se quedó sin respiración, porque nunca esperó que quienes, según su bolita de cristal, no tenían salida, salieran por donde él no esperaba, es decir, por el tejado.
Redondo, que no tenía ni pajolera idea de lo que era Extremadura, decidió que su misión fundamental no consistía en ganar el futuro para esa región, sino en tratar de destruir al adversario socialista. Y a eso se dedicó; a intentar destruir al PSOE de Extremadura, creyendo que él, con su sapiencia, podía acabar con algo que ni el franquismo consiguió. Si hubiera sabido lo que era Extremadura, lo que significó la marginación histórica y lo que supusieron los 28 años de gobierno socialista, seguro que hubiera caminado por senderos más fáciles de transitar y menos conducentes al desvarío.
Y ahora, cuando nos enteramos del fichaje de Redondo por el PSOE federal, los socialistas de Extremadura no tenemos más remedio que indagar sobre las razones de semejante operación y extrañarnos al modo y manera en que se extrañarían los fieles de la Iglesia de la Cienciología si su jerarquía fichara a Monseñor Cañizares para ganarle la primacía al catolicismo.
No pretendo yo descreditar al Sr. Redondo que hace bien al fichar por quien le quiera comprar y, así, para recordarnos que el oficio de mercenario no solo está circunscrito a los ejércitos profesionales. Son su oficio y sus estudios los que le llevan a ejercer de consultor, y nada habría de malo si asesora, ora al Sr. Albiol, para destruir a los inmigrantes, ora al Sr. Monago, para destruir al PSOE de Extremadura, ora al PSOE federal, para llegar al gobierno.
Si no hago un elogio de sus dotes, es para despejar la primera de las incógnitas: el PSOE no ha adquirido sus servicios por sus aciertos, porque en Extremadura, fracasó estrepitosamente. Dicen los malpensados que la operación tiene que ver con la actitud adoptada por dirección socialista de la federación extremeña en las últimas elecciones primarias, contra el candidato Pedro Sánchez. Y ahora, este fichaje no es más que un agravio por sus desplantes y su apoyo a la candidata andaluza.
Tal vez haya otras explicaciones, pero ¿cuáles?
Leer «No todo va a salir redondo» en el número 4 de «El socialista extremeño»