Quiénes son los salvajes

No es más competitiva aquella empresa que produce con salarios más bajos, sino la que es capaz de añadir valor en innovación y perfectibilidad a lo que produce

Amancio Ortega, fundador de Inditex EP.

Inditex cae un 4% en bolsa tras fijar un salario mínimo de 18.000 euros para sus trabajadores”. “Belarra, califica de despiadado el capitalismo  de Mercadona e Inditex”. Estas dos noticias aparecieron casi simultáneamente en los medios de comunicación a finales del pasado mes de enero.

Las dos noticias juntas conducen a la confusión. En la primera de ellas se percibe un tufillo a capitalismo salvaje no atribuible a los dueños de Inditex, sino a quienes compraron acciones de esa sociedad. Inditex, la empresa de Amancio Ortega, en la actualidad dirigida por su hija, aparece como la buena de la película: acababa de firmar un acuerdo con UGT y CCOO para que ninguno de sus trabajadores perciba anualmente menos de 18.000 euros. Parece ser que, como consecuencia de esa subida salarial, Inditex cayó más de un 4% en Bolsa.

Ese acuerdo que para CC.OO se considera “histórico y de referencia, pues mejora claramente las condiciones laborales de las cerca de 30.000 personas en plantilla del Grupo Inditex», para los accionistas de Inditex ha supuesto una caída en bolsa de la sociedad de casi el 5%.

Se les llenará la boca afirmando que lo mejor que tiene una empresa son sus trabajadores. Solo les falta decir ”siempre que esos trabajadores cobren lo menos posible”

No se entiende que la secretaria general de Podemos, Belarra, acuse a Inditex de practicar un capitalismo despiadado cuando sube el salario de sus trabajadores. La falta de piedad habita en aquellos accionistas que debilitan a una empresa cuando decide invertir parte de sus beneficios en sus trabajadores. Para esos accionistas, una empresa sube su cotización bursátil si disminuye el salario de su parte social. Se les llenará la boca afirmando que lo mejor que tiene una empresa son sus trabajadores. Solo les falta decir ”siempre que esos trabajadores cobren lo menos posible”.

Este país nuestro necesita limpiar la caspa que aún queda en las hombreras de algunos ceporros por muchas acciones que tengan. Si consideran que el valor de sus acciones de multiplica en función de la división de la masa salarial de una empresa, entonces es que no han entendido nada de cómo se mueve el mundo en una economía libre de mercado. No es más competitiva aquella empresa que produce con salarios más bajos, sino la que es capaz de añadir valor en innovación y perfectibilidad a lo que produce.

Cuando parte de la población trabajadora se deja seducir por los discursos populistas que denigran a la política y a los políticos, debería fijarse en el comportamiento de esos accionistas de Inditex para valorar el significado de la política. Si no existiera la política, seguiría existiendo el mercado. Y visto el comportamiento de los accionistas que hacen bajar el valor de una empresa por la subida del salario de sus trabajadores, sabríamos qué significaría el funcionamiento del mercado sin la política que lo contuviera.

Si no existiera la política, ¿quién podría pagar las pensiones cuando el trabajador dejara de resultar útil a un mercado descontrolado y puramente competitivo

Si no existiera la política, ¿a cuánto se pagaría la hora trabajada en un mercado descontrolado? Si no existiera la política, ¿qué jornada laboral habría en un mundo sin políticos con capacidad de fijar condiciones laborales que respetaran la dignidad de la persona? Si no existiera la política, ¿quién podría pagar las pensiones cuando el trabajador dejara de resultar útil a un mercado descontrolado y puramente competitivo?

Cuando oigo decir “paso de la política” o “qué asco de política” o “a mí no me gusta la política”, inmediatamente pienso que quien lo dice o cree que tiene todas esas necesidades cubiertas por sus propios medios y recursos para ahora y para el futuro o es un ignorante que considera que un mercado sin política le resolvería mejor sus necesidades como trabajador por cuenta ajena.

Ahora que tanto se habla del Estado del Bienestar, no está mal recordar que Estado y Bienestar van irremediablemente juntos si se quiere que cumplan lo que se desprende de esas dos palabras. Si no hay Estado o si el Estado es cada vez más débil, desparecerá el bienestar o ese bienestar cada vez será más deficiente. Si no hay bienestar, el Estado será todo menos un lugar de encuentro de ciudadanos que desean vivir libre y democráticamente. Del tipo de política depende que el Bienestar sea fuerte o débil. Será esto último si el dinero, como dicen los ultra liberales,se queda en el bolsillo del ciudadanos, debilitando al Estado.

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