Seguro que Yolanda Díaz hará todo lo posible para dividir a la izquierda para que gane Feijóo
Han pasado once años y aún resuenan en nuestros oídos los eslóganes, frases y lemas que se repitieron con tanta frecuencia durante las semanas que duró la protesta que, en mayo de 2011, se centró en Madrid y amplió su onda expansiva por casi todas las provincias españolas. Todos recordamos los gritos que saliendo de la garganta de miles de jóvenes – y no tan jóvenes- decían «No nos representan», «PSOE y PP la misma m… es», «Lo llaman democracia y no lo es», «Nuestros sueños no caben en vuestras urnas», “Entre capullos y gaviotas nos han tomado por idiotas», “¿Dónde está la izquierda? Al fondo a la derecha» o «Esto no es cuestión de izquierdas contra derechas, es una cuestión de los de abajo contra los de arriba».
El 20 de noviembre de ese año, el PSOE perdió las elecciones generales con Alfredo Pérez Rubalcaba como candidato a la presidencia del Gobierno. Lo que pretendía ser un movimiento situado a la izquierda del PSOE consiguió alterar la voluntad de quienes, influenciados por esos gritos, esas consignas y esas descalificaciones, guardaron su voto socialista y, gracias a esa izquierda que tanto favorece a la derecha, el PP consiguió ganar al Partido Socialista que solo obtuvo 110 diputados. Esa centena larga de escaños fue el peor resultado obtenido por los socialistas desde la Transición a la democracia. Rubalcaba, tras los pobres resultados de las elecciones europeas de 2014, presentó su dimisión como secretario general y volvió a su profesión en la Universidad.
«Pablo Iglesias consiguió excelentes resultados electorales hasta el punto de que algunos analistas aventuraron la posibilidad de que podría haber desbancado al histórico PSOE»
Según se cuenta, el movimiento 15-M tuvo su reflejo político en un nuevo partido, llamado Podemos, liderado por un politólogo, de nombre, Pablo Iglesias, que tras una brillante andadura, consiguió excelentes resultados electorales hasta el punto de que algunos analistas aventuraron la posibilidad de que podría haber desbancado al histórico PSOE. El sorpasso en la izquierda estaba cantado según nos contaban algunos analistas políticos de la época.
Al final las cosas no sucedieron como algunos habían previsto y ni se conquistó el cielo ni la tierra. Hoy, Pablo Iglesias es una estrella fugaz y su partido calla cuando tiene que hablar y habla cuando debería callar. Habla en la calle y calla en las reuniones de los Consejos de Ministros. Y quien prometía ser la sucesora que levantara el fiasco que dejó el líder fugaz y fugado, anda desojando una margarita que todos sabemos que terminará con un SÍ cuando dentro de unos meses se le pregunte que si será candidata a la Presidencia del Gobierno en las próximas elecciones generales.
«No conozco a nadie que decida iniciar una vuelta por España para encontrar a la persona brillante que se ponga al frente de la Suma»
Por muy tontos que nos considere la vicepresidenta segunda del Gobierno, sabemos de sobra el juego en el que anda metida. Para que parezca otra cosa, se ha inventado lo de escuchar y sumar. El jueves pasado escuchó a la “España rural viva” (lógico: la España rural muerta no habla). Seguro que no escuchará a nadie que ofrezca en ese proceso un discurso más elaborado, más realista, más de futuro y con algunas soluciones a los males que nos aquejan para que sea esa persona la que lidere a la nueva formación que se inscriba en el registro de Asociaciones o Partidos para las próximas elecciones generales. No conozco a nadie que decida iniciar una vuelta por España para encontrar a la persona brillante que se ponga al frente de la Suma. Ya se da por supuesto que en el caso de Yolanda Díaz, como ella no hay dos.
La vicepresidenta segunda ha evitado mostrar su plataforma como una coalición. “Esto no va de partidos, no va de siglas, va de pensar un mundo mejor, de presentar un proyecto de país para la próxima década.» Ha pospuesto el debate interno para definir la configuración orgánica del nuevo movimiento.
Yo que ella no disimularía más. Ya sabemos a dónde va, qué pretende y a quién le quiere ganar. Ya sabemos que siempre que alguien intenta hacer un experimento de izquierdas se presenta con el marchamo de sumar, aunque en realidad lo que siempre han hecho ha sido dividir a la izquierda y fortalecer a la derecha. Llegó Pablo Iglesias y ganó Rajoy. Seguro que Yolanda Díaz hará todo lo posible para dividir a la izquierda para que gane Feijóo. Puesto que parece que no va a ser capaz de llegar a sumar en las municipales y autonómicas de 2023, ya está tardando demasiado para hacer funcional a la derecha de Feijóo.
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