Me asombra que frente al escándalo que provocó los intentos de la ministra Sinde de favorecer a la industria audiovisual con su famosa ley de 2006, el casi silencio se haga presente ante el anuncio de lo que viene, lo que se denomina ley Lasalle, que viene a endurecer más la actual, y en la que se cambia el concepto de copia privada que ya era restringido en la Ley Sinde, que define como copia privada «la copia que se hace en el ámbito privado, y por lo tanto legal, solo si se hace a partir de obras a las que se haya accedido legalmente». En el proyecto de la ley Lasalle, se aclara contundentemente qué significa «acceso legal», restringiéndolo a «aquellas copias que se hagan de un soporte original, por lo que la obra ha de estar en un soporte, y siempre que se haya adquirido de forma previa en propiedad». O sea, copias adheridas a un soporte, soporte que tienes que haber comprado personalmente, excluyendo aquellas que hayas hecho sobre un regalo o bajado de Internet. Si haces una copia de un original comprado personalmente y la copia la llevas en tu coche, más vale que lleves el resguardo del original por si te pilla la Guardia Civil. No sé cómo se podrá demostrar que esa copia la has hecho con tus propios medios y sin ayuda de otros, lo que sería delito. De nuevo la persecución hacia los usuarios de Internet y tratando de beneficiar a una industria de contenidos absolutamente obsoleta.