Veo que no me pasa a mí sólo. El confinamiento involuntario me está quitando horas de sueño. Cada día que pasa me acuesto más tarde y me despierto más temprano. A las siete de la mañana ya he dado más de veinte vueltas en la cama. Enciendo la radio. Paso de una emisora a otra. Todas hablan de lo mismo: del coronavirus. Como estoy cerca de la frontera portuguesa, acabo sintonizando alguna de las muchas frecuencias que la FM lusa ofrecen con distintos tipos de música.
A las nueve ya he hecho los churros con la receta que he aprendido en Youtube y con la churrera casera que he fabricado gracias a un simpático cocinero que, por el mismo canal, nos enseña cómo hacer de una botella de plástico de un litro de Coca-Cola una churrera apañada para la ocasión. Me siento frente al televisor y en el mando a distancia aprieto el 1, el 3, el 4 y el 6. Da lo mismo. En todas las cadenas se habla del coronavirus. Por habituales, hasta comienzan a parecerme cansinas las noticias que antes me emocionaban sobre los aplausos que diariamente dedicamos a los sanitarios españoles. Y cansinas son las que en todas las cadenas nos quieren deleitar con los aplausos que dedican esos sanitarios a los enfermos que abandonan los hospitales con el alta en la mano.
Creo que mi falta de sueño obedece a varias razones. Una de ellas tiene que ver con la sucesión de noticias repetidas y reiteradas en todos y cada uno de los canales de televisión. Los telediarios son copia o calco unos de otros.
Agotado y malhumorado enciendo mi PC para hacer un repaso a los distintos periódicos que antes leía en papel y ahora en una pantalla. ¿Qué me encuentro? Páginas y páginas escritas sobre el monotema: el coronavirus. Cifras, datos, curvas, estadísticas. Todos hablan de lo mismo. Todos los artículos versan sobre el mismo tema. Y nadie sabe nada de nada. ¡Es agotador!
Sería mucho pedir que, para preservar la salud psíquica de los españoles, los editores de los medios de comunicación hablados, escritos y televisivos se pusieran de acuerdo para que los tres primeros días de la semana sea uno de ellos el que informe sobre el coronavirus, los tres siguientes fuera otro y el domingo la TVE española para que transmitiera el discurso del presidente del gobierno. Así sabríamos que lunes, martes y miércoles informan sobre el virus Antena 3, El País y la Cope. Jueves, viernes y sábado, lo harían Cuatro, El Mundo y Onda Cero. El domingo sería el día de TVE y RNE. El lunes siguiente les llegaría el turno a la Sexta, ABC y la SER. Y vuelta a empezar. Los periódicos regionales podrían seguir un turno similar al nacional.
Si la inmensa mayoría de españoles coincidimos en que en estos momentos de crisis los partidos políticos deberían unir sus esfuerzos para que haya una respuesta consensuada para ganar el futuro, confío en que también los medios de comunicación sean capaces de llegar a un acuerdo entre ellos para que quien quiera informarse sobre el virus sepa dónde acudir cada día, mientras que el resto de la población, además de hacer churros y bizcochos lo más esponjosos y con los menos ingredientes posibles, podamos descansar del machaqueo psicológico al que nos someten desde hace más de un mes los medios de comunicación. Así, también, tendríamos posibilidades de ver otras cosas en las televisiones públicas y comerciales, de leer algún libro que otro y algunos de los miles de guasaps que desde por la mañana hasta por la noche recibimos y enviamos. Cuando a las dos de la madrugada suena el teléfono anunciando la llegada de un mensaje, pienso que el emisor ha pasado un día entero viendo telediarios en distintas cadenas, oyendo diferentes emisoras y leyendo distintos periódicos y… perdió el sueño. Por eso pido un esfuerzo de unidad de los medios de comunicación, para no perderlo yo.
Como siempre acertado, es cierto que cada día que pasa más cansados estamos de tanta sobre información.
Totalmente de acuerdo. Estamos ya hastiados del monotema!! Y esto, cada vez más, parece el día de la marmota. Por favor, señores directores de los medios de comunicación, haced caso.
Bienvenido al club de los insomnes. Y si fuese posible un solo parte diario cómo diría mi padre