La España vaciada o la España vacía no reflejan exactamente la situación de una parte importante del territorio español. Si se vació o si está vacía, poco se podrá hacer. Pretender llenar lo que está vacío es un sueño imposible. La tendencia es a vivir en ciudades abandonando el espacio rural. El 90% de la población vive en el 30% del territorio, en concreto en Madrid y las zonas de litoral.

La España que se vacía sí expresa mejor lo que está pasando y puede dejar de pasar si se adoptan medidas tendentes a evitar el despoblamiento de buena parte de esa España que se está vaciando. El 53% de nuestro territorio está en grave riesgo de despoblación.
Por eso, la primera pregunta que tendremos que hacer a los responsables políticos del país y de las regiones será la siguiente: ¿Le interesa o no al gobierno y a las fuerzas parlamentarias que exista una España vacía? Si la respuesta es que no, busquemos aquellas opciones para evitar el despoblamiento.
Ahora que tan preocupados estamos con la eventual ruptura de España, porque una parte quiere independizarse, cada vez que un pueblo se queda vacío, es como si se hubiera independizado. No puede ser que nos preocupe la independencia de unos y no nos importe la independencia de otros.
El problema no está solo en que vayamos a perder muchos pueblos, sino en que va a ser imposible gestionar las macropoblaciones. No se puede hablar de reto demográfico hablando solo del medio rural, el reto es cómo vamos a gestionar las macrociudades.
Se impone una nueva valoración del mundo rural. Y se impone un cambio también, en la forma de enfrentarse a los retos planteados por el entorno rural. Se impone una nueva valoración del mundo rural. Antes había una diferencia tajante entre lo que era el mundo rural y lo que era el mundo urbano. Esas diferencias se han ido atenuando y casi desapareciendo. Ha habido una interrelación: el pueblo ha influido sobre la ciudad, la ciudad ha influido sobre el pueblo, en costumbres, en formas. En costumbres, en el vestido, en la forma de estar, en la forma de comportarse. Ha habido una interinfluencia. Antes, ser de pueblo era una cosa negativa. Hoy, esto ha cambiado; los anuncios de televisión dicen: patatas fritas de pueblo. Hoy, cualquier publicista que quiera vender autenticidad termina su anuncio con la frase “son de pueblo”, ya se refieran a alubias o a espárragos.
Lo de pueblo es señal de calidad. Comidas, de pueblo. Lo de pueblo comienza a ser una cierta garantía. Incluso en las ciudades se quiere vivir como en los pueblos. ¿Qué es un adosado? Un adosado es una calle con viviendas en ambos lados, como las calles típicas de nuestros pueblos, con un zaguán, con unas habitaciones, una sala y el corral y encima, el doblao o el colmao que, en las ciudades se llama ático. Al final, se trata de querer vivir como en los pueblos.
Adaptar el campo a la ambición de los jóvenes rurales de hoy significa identificar muchas actividades de valor agregado, tales como marketing, servicios… que se pueden llevar a cabo en el campo. Pero para eso hay que llevar internet, banda ancha, fibra óptica, 5G, cultura, viviendas, trenes de cercanías, vías de comunicación…, porque el riesgo es que los jóvenes vayan a las ciudades sin preparación adecuada y que pasen de ser pobres a ser aún más pobres. Las ciudades están llenas de parados juveniles mientras que existen pueblos donde hace falta gente para explotaciones ganaderas, maestros o médicos rurales.
Si un pueblo no quiere vaciarse, necesita reinventarse. Necesita buscar empleo en actividades diferentes a las tradicionales y adaptar su oferta a la posible demanda.
Buscar jóvenes que estén dispuestos a crear iniciativas que no tienen por qué estar relacionadas con el pueblo, con la zona, con la comarca, con la provincia o con la región. Tendrán que hablar con otros emprendedores para ver qué necesitan en su proceso de fabricación y ver si ellos estarían dispuestos a fabricar lo demandado.
Habrá que revisar y adaptar las distintas normativas regionales, nacionales y europeas a la realidad sociológica del mundo rural.
Ningún pueblo deberá tener los servicios sanitarios o escolares a una distancia superior a los 30 o 40 Kilómetros.
Ninguna medida de las tomadas o de las que se puedan tomar resultará eficaz si no se garantiza una vivienda asequible, digna y ajustada al entorno. Quien tenga trabajo, educación, sanidad y comunicaciones se irá a otra parte si no tiene donde vivir.
La problemática de la despoblación rurales una de las mayores lacras que sufren los territorios rurales de toda España. ¿Está interesada España en mantener el mundo rural y realizar políticas tendentes a evitar el despoblamiento y el corrimiento de los ciudadanos hacia las grandes urbes?
Esa fue siempre la condena a la que se sometió a la población rural, la defines muy bien, pero el futuro pasa, aunque no sean buenos tiempos para el renacimiento del mundo rural en invertir en todo lo posible para que est@s ciudadan@s tengan los mismos derechos y servicios que los que viven o malviven en zonas periféricas de grandes núcleos poblacionales. Ya llegó la hora de que se cumpla la justicia cívica y que los pueblerinos sean ciudadanos.