Hoy, 10 de junio, hace 42 años que el Boletín Oficial del Estado publicaba mi nombramiento como primer presidente de la Junta de Extremadura. Nadie esperaba que fueran 24 los años en que ejercí esa responsabilidad. Yo tampoco. Pero así fue y sigo creyendo en las mismas cosas y defendiendo las mismas ideas. Y por eso, hoy, 42 años después sigo combatiendo los privilegios de quienes se consideran ungidos por la varita mágica y llenos de mentiras y falsedades.

En cierta ocasión le escuché decir a Pablo Echenique que Galicia era “una nación sin estado”. Su argumento a favor de esta tesis radicaba en el hecho de que tener un idioma propio da derecho a constituirse en nación. Tener un idioma solo da derecho a tener ese idioma. Si fuera lo contrario o faltan países en la ONU o el idioma no garantiza la constitución de una nación. Es el mismo argumento que se ha esgrimido en la última conferencia de presidentes: “la lengua construye nación”.
Aunque no hay una cifra exacta, según un reciente estudio del Washington Post, se calcula que son unas 7.100 los idiomas que se hablan en el mundo. Según los independentistas, o sobran lenguas o faltan naciones. En cuanto a su distribución espacial, según el estudio mencionado, en Asia se hablan alrededor de 2.300 idiomas, mientras que en Europa solamente son 286 las lenguas distintas que tienen su asiento en el continente.
Si la Unión Europea incluye 27 Naciones y son 286 los idiomas que se hablan, siguiendo el razonamiento de los que creen que “la lengua construye nación” faltarían 259 naciones por incorporarse a la Unión. Como solo existen 46 países en Europa, los independentistas deberían aclararse.
Da la sensación, oyéndoles, de que España es el único Estado con cuatro idiomas reconocidos. Y esa sería la razón de que, para ellos, el castellano, el vasco, el gallego y el catalán, generan cuatro naciones diferenciadas.
Ignoran que en Francia, además del francés, se hablan las siguientes lenguas regionales, que además se enseñan en los centros escolares; son: el bretón, el vasco, el catalán, el corso, el créole, el galo, el occitano -langue d´oc-, las lenguas regionales de Alsacia, las lenguas regionales del Mosela, el tahitiano y las lenguas melanesias (cuatro).
Aproximadamente 15 lenguas distintas y una sola nación. Aquí, por lo visto, la lengua no construye nación.
En Italia se enseñan las siguientes lenguas: italiano, francés (Val de Aosta), alemán (Trentino –Alto Adige). Otras lenguas socialmente relevantes habladas en el país: Ladino, catalán, occitano, idioma franco-provenzal, esloveno, albanés, griego, sardo y croata. 13 lenguas distintas y una sola nación. Aquí tampoco funciona el axioma.
Son solo dos ejemplos, pero hay muchos más, que desmienten la relación lengua igual a nación.
Ni la lengua, ni la raza constituye una nación. Porque si fuera así Extremadura sería una nación por partida doble. Tampoco son naciones las regiones fanatizadas por obra y gracias de una ideología separatista que lo único que hace es buscar la diferencia… Y si no la hay, se inventa. Los llamados nacionalismos, que sin ser nacionalismos reales, no son otra cosa que la herramienta que han utilizado los enemigos de España para su neutralización. ( Ya se hizo en el siglo XIX, para desmembrar una nación que abarcaba ambos hemisferios; convirtiéndose en una amalgama de estados fallidos matándose entre ellos, para gozo y disfrute de Anglosajones y franceses). Ahora vemos cómo estas ideologías, con la complicidad necesaria del PSOE y el consentimiento acomplejado del PP, están marcando sus agendas y la agenda de toda España. Ahora la tal Guardiola quiere que se estudie «el extremeño» en los colegios. Me preguntó quiénes los van a enseñar ¿Los mismos profesores que ridiculizaban a los compañeros que hablaban cómo en su pueblo; o los cuatro listos que se apunten a un curso de «extremeñu para colocarse»? Nuestro sistema educativo, que es un fracaso, no está para más tonterías. Cómo tampoco lo está nuestras instituciones políticas. La legua está para comunicarse. Usar una lengua regional ,conociendo y usando normalmente el español… Es una muestra de a qué se dedican nuestros políticos.