Sexo y poder

Si las mujeres no votaran a los depredadores sexuales, ni Trump ni Berlusconi hubieran llegado a ser presidentes de sus respectivos gobiernos nacionales.
Solo con el voto de los hombres machistas no hubiera llegado ni con mucho a la mayoría necesaria para ocupar esas responsabilidades.

Trump sobornó con 130.000 dólares a una actriz porno con la que practicó sexo extramatrimonial para que guardase silencio: fue condenado, aunque no se le exigió el cumplimiento de la condena. La primera sentencia penal contra un presidente norteamericano. Algunas perlas del votado por millones de mujeres norteamericanas: “Me atraen las mujeres bonitas automáticamente. Las empiezo a besar, es como un imán, no puedo ni esperar». A lo que añadía: “Y cuando eres una celebridad te dejan hacer lo que quieras, puedes hacer lo que quieras. Agarrarlas por el coño. Puedes hacer de todo». Así es el individuo que fue votado por el 44% de mujeres estadounidenses. Resulta inconcebible que exista esa falta de solidaridad de género y mostrar un apoyo femenino de esa envergadura.

Karima El-Mahroug, también conocida por el sobrenombre Ruby Robacorazones pasaba muchas noches en casa del político y empresario Berlusconi cuando ella tenía 17 años. El abuso de una menor estuvo a punto de llevarle a él a prisión. Berlusconi fue condenado a siete años de cárcel en 2013 por prostitución de menor y abuso de poder en primera instancia, pero fue absuelto en marzo de 2015.

La vida de Il Cavaliere estuvo marcada por el desenfreno empresarial, político y personal. Machista y mujeriego, en sus fiestas Bunga-Bunga reinó el descontrol con chicas apodadas las “Papi Girls”. Este también se retrataba con sus frases: “Tenía once en fila en la puerta y me he tirado a ocho». “Es mucho mejor que me gusten las chicas hermosas que ser gay». De Angela Merkel, la que fuese canciller de Alemania dijo: «Es un culazo mantecoso infollable».

Cualquier mujer, por el mero hecho de serlo, y cualquier hombre, si tiene vergüenza, se deberían negar a votar a quienes han sido machistas y pervertidos sexuales y ejercieron el poder del dinero para humillar a tantas mujeres.

Si las mujeres y los hombres que con ellas se identifican decidieran no votar a delincuentes sexuales, ninguno de ellos conseguiría alcanzar la cima del poder político. Ante un racista como Trump, el 86% del colectivo negro depositó su confianza en Harris frente a solo el 12% que se decantó por el magnate republicano, dando una lección de desprecio a quien los desprecia en EEUU.

Haría falta que el colectivo femenino estadounidense hiciera saber que quien humille y mancille a una mujer por la fuerza de su dinero, caerá en el agujero del desprestigio por la fuerza de los votos.

Cuando los ciudadanos se empreñan en conseguir un objetivo, si es factible, lo consiguen. La dimisión de Mazón, que fue presidente de la Comunidad Autónoma Valenciana, lo pone de manifiesto. Los ciudadanos se propusieron hacerle dimitir y lo han conseguido.

Francia dio un ejemplo de intolerancia a este tipo de comportamiento repugnante cuando se supo la vida de Dominique Strauss-Kahn, que fue presidente del Fondo Monetario Internacional y posteriormente candidato a la presidencia de la República francesa. Como consecuencia de una denuncia de una camarera del hotel en el que se alojaba durante su mandato en el Fondo Monetario, se destapó un rosario de sórdidos escándalos olvidados. Entre ellos, en 2012 se le acusó de estar involucrado en una red de proxenetismo internacional con orgías en París, Nueva York, Washington y Lille. Aunque él negó saber que las mujeres eran prostitutas y la Justicia le absolvió, el litigio sacó a la luz escabrosos detalles sobre su vida sexual. Su carrera se arruinó así entre truculentos escarceos y perversiones sexuales.

Otro ejemplo de intolerancia cero lo ofreció el Estado de Nueva York en 2017. El gobernador demócrata de ese Estado norteamericano, Eliot Spitzer, aniquiló su brillante carrera política, tras su demostrada implicación como cliente habitual de un servicio de prostitutas de lujo. El gobernador Spitzer, casado y con tres hijas, fue acusado por los manejos de dinero para pagar al desarticulado servicio de prostitutas conocido como el «Club de Emperador», con tarifas de hasta 3.500 euros por encuentros de una hora.

Cualquier mujer, por el mero hecho de serlo, y cualquier hombre, si tiene vergüenza, se deberían negar a votar a quienes han sido machistas y pervertidos sexuales y ejercieron el poder del dinero para humillar a tantas mujeres.

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