Farolero

Según el diccionario de la lengua, el adjetivo farolero retrata a la persona vana, ostentosa, amiga de llamar la atención y de hacer lo que no le toca. Se dice también de presumido, fanfarrón, jactancioso, aguajero, fardón, farolón, fachendoso.

Cualquiera de esos adjetivos y sus sinónimos le cuadran perfectamente a Donald Trump, presidente de los EEUU de América. Solo hay que verle rodeado de adeptos ciegos de pasión, firmando órdenes ejecutivas, y con una firma de aumento enseñarla a las cámaras de televisión para que el mundo entero conozca su nivel de fanfarronería.

El adjetivo vano atribuido al farolero Trump le cuadra perfectamente cuando de asuntos importantes se trata. Veamos:

En la campaña de las presidenciales estadounidenses el fanfarrón anunció su determinación de terminar con la guerra de Ucrania en 24 horas si resultaba elegido. Algunos crédulos especularon con el temor de que el acuerdo para ese final se firmaría en detrimento de Ucrania y, consecuentemente en beneficio de Rusia. Ya hace más de un mes desde la propuesta de Trump para el final de esa guerra sin que Putin haya aceptado la propuesta de alto el fuego de EEUU e intenta imponer sus propios términos. Y desde el 20 de enero, fecha de la toma de posesión de Trump como presidente han pasado más de dos meses sin que se haya cumplido esa importante promesa que no ha podido cumplir el fardón estadounidense. No solo no hubo paz en las 24 horas siguientes, sino que Rusia sigue atacando a Ucrania, incluyendo asesinatos de niños en esos ataques.

Una segunda propuesta fue la de asumir por EEUU la propiedad de Gaza para levantar allí la “Riviera de Oriente Medio”, lo que conllevaría la expulsión de todos los palestinos de ese territorio. La promesa sigue afortunadamente incumplida. Los gazatíes siguen en Gaza e Israel, lejos de contribuir a la creación de la “Riviera”, está convirtiendo la franja en una inmensa escombrera.

Por último, el presidente Trump sorprendió al mundo con sus anunciados aranceles e insultó al buen gusto con su deseo de que ese resto del mundo haga cola para besarle su culo. Nadie lo ha hecho y el fachendoso Trump ha comenzado a comerse sus palabras y sus faroles. Por la respuesta de las autoridades chinas, el fardón presidente no ha tenido más remedio que reiterar recientemente que espera alcanzar un acuerdo con Xi. Han resultado enternecedora sus palabras sobre el mandatario chino: “Ha sido amigo mío durante mucho tiempo. Creo que lograremos algo bueno para ambos países”. Tras su ineducada declaración sobre los besos, habrá que preguntarse que tal vez a Trump le guste el trasero de Xi Jinping.