Una izquierda no socialista

Si no es socialista, ¿qué es? Ya no mola ser comunista, ni marxista, ni leninista, ni eurocomunista, ni maoísta, ni anarquista. Si querían conformar un grupo para conseguir sus objetivos tenían que conseguir una identidad bajo la que camuflarse. La Ley de Memoria Histórica vino en su ayuda. Se declararon antifranquistas Y, entonces, sí podían ser compañeros de viaje de los socialistas. ¿Quién va a rechazar formar un bloque con todos aquellos que rechazan la dictadura?

Una izquierda no socialista

El antifranquismo permitía alinear en el bloque a los herederos de la mafia pujolista y a los herederos de los asesinos y a algunos asesinos que cumplieron condena por su militancia en ETA y por los asesinatos que cometieron.

Los herederos de los asesinos etarras introdujeron una enmienda en la Ley de Memoria Democrática que dice que “el Gobierno, en el plazo de un año, designará una comisión técnica que elabore un estudio sobre los supuestos de vulneración de derechos humanos a personas por su lucha por la consolidación de la democracia, los derechos fundamentales y los valores democráticos, entre la entrada en vigor de la Constitución de 1978 y el 31 de diciembre de 1983, que señale posibles vías de reconocimiento y reparación a las mismas”. Si esa enmienda, aceptada por el Grupo Socialista, se lee textualmente, me vienen a la memoria los ciudadanos que lucharon por la consolidación de la democracia en esos cinco años, que son los que van de la aprobación de la Constitución de 1978 a diciembre de 1983. Muchos de ellos no pudieron terminar su empeño porque trescientos cincuenta y seis fueron asesinados por ETA en ese lustro. Otegi, líder esos herederos del terror, podría ayudar a la Justicia para aclarar la autoría de más de doscientos asesinatos cometidos por sus compañeros de pistolas.

Para los que hablan de memoria, la declaración más contundente sobre cómo combatir al terrorismo etarra la proporcionó en 1980 un senador de Alianza Popular y empresario vasco, Luis Olarra, ya fallecido, que en un programa de La Clave, declaró a preguntas del director, José Luis Balbín, y ante un grupo solvente de tertulianos, lo siguiente: “En el País Vasco nos conocemos todos, donde nos reunimos con nuestra tertulia, donde tomamos el aperitivo o la comida, donde jugamos la partida. Por eso he enviado al presidente de Batasuna-ETA, Jon Idígoras, una lista de posibles víctimas de su partido si ETA atenta contra alguno de mis trabajadores y familiares. También le he enviado copia del depósito bancario de 300 millones de pesetas que garantizan las acciones por profesionales residentes en Marsella”. ¡La advertencia surtió efecto! ¡Y el personal aplaudió a Olarra!

En esos años de 1980, el PSOE estaba en la oposición. La CIA elaboró un documento en el que se decía que “en esos años seguían atentando los grupos que, durante el franquismo y en la etapa de los gobiernos de UCD, actuaban bajo las siglas ATE (Anti Terrorismo Etarra), Triple A (Alianza Apostólica Anticomunista) o el Batallón Vasco-Español.

Cuando el PSOE llegó al gobierno, esos grupos se fueron disolviendo sin llegar a desaparecer. Según el policía Amedo, condenado por su participación en el GAL, “las actividades del Batallón Vasco-Español eran, en la década de los setenta, algo similar a lo que posteriormente realizaron los GAL. De hecho, existe una conexión clara entre ambas organizaciones”.

Para quienes vivimos en España en los años de plomo resultan ofensivas las sospechas de quienes pretenden convertir en héroes a quienes fueron asesinos o cómplices de los mismos, y de quienes intentan demonizar a quienes tanto hicieron y tanto arriesgaron para que la libertad y la democracia no salieran por la ventana que habíamos abierto para que ni dictadura ni terrorismo volvieran a enrarecer el aire de la libertad.

Quizás ha llegado la hora de poner todas las cartas encima de la mesa para que ni el PSOE ni quienes estuvieron al frente de la lucha antiterrorista sigan siendo objeto de sospecha y de maledicencia.

Leer «Una izquierda no socialista» en Diario de Sevilla

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