Observar la política estadounidense desde la perspectiva europea conduce al error.
EEUU solo tiene una bandera. La nación está llena de ellas. Más que una, parecen millones. Los norteamericanos ponen su mano derecha sobre el pecho en el rincón en el que late el corazón. Los europeos no tenemos una sola bandera. Tenemos 27. La azul con estrellas solo aparece en determinadas obras públicas para indicar que esas obras están financiadas por la Unión Europea.
Para los ciudadanos norteamericanos su bandera es el símbolo de la patria por la que hay que luchar y, si fuera necesario, dejando vidas y haciendas. Para los ciudadanos europeos la bandera es el símbolo de los presupuestos comunitarios.
EEUU elige a su presidente cada cuatro años. El presidente es el poder, limitado, pero el poder. Todos los norteamericanos saben su nombre y saben quién es. Europa no elige a su presidente. Su nombre se decide en petit comité y solo ellos, los mandatarios, saben su nombre y nacionalidad. No es símbolo de nada y nadie sabe cómo, cuándo y donde habita el elegido.
Aunque muchos discursos presidenciales acaban con el manido “Dios salve a Norteamérica” los ciudadanos estadounidenses saben que a ellos es el dólar el que los puede salvar. Tener o no tener dólares es la diferencia entre vivir con bienestar o morir en cualquier rincón solo y abandonado.
Europa no acude a Dios para salvarse. Es el Estado el encargado de asegurar con mayor o peor fortuna a sus ciudadanos, independientemente de cómo les vaya la vida.
Que, de nuevo, un candidato como Trump gane las elecciones presidenciales tiene mucho que ver con esos tres símbolos señalados anteriormente.
La mayoría de los votantes yanquis ha preferido un misógino antes que a una mujer, lo que revela el carácter machista que impera en Norteamérica, con mucha más intensidad que en la vieja Europa. Si esa mujer, además es negra, esa combinación, mujer-negra, resulta demasiado para el blanco y macho norteamericano.
Si lo dicho hasta aquí es cierto, no conviene explicar solo en esas circunstancias las razones del voto de millones de trabajadores al multimillonario candidato.
Comienza a resultar urgente reflexionar por las razones que animan a obreros y trabajadores de las más variadas ramas a no votar las opciones de centro-izquierdas o socialdemócratas. Si esa desconexión solo ocurriera en USA, se podría pensar que estamos ante un fenómeno aislado y atípico. La retirada del voto a la socialdemocracia o al centro izquierda se está convirtiendo en un fenómeno de amplio espectro geográfico. ¿Qué es lo que se está haciendo mal por parte de esas opciones políticas?
No creo que un obrero norteamericano que siempre votó al centro izquierda de los demócratas y que hoy, seguramente víctima de la reconversión industrial o de la competencia china, vota a Trump, que proclama que «los americanos primero y basta de inmigrantes», comparta con ese líder el cien por cien del discurso homófobo, antisemita, machista, grosero, mentiroso y ególatra. Una cosa es que le vote porque le vaya mal laboral o socialmente, y otra cosa es que comparta al cien por cien esas burradas que pregona desde el más aborrecible populismo. Entiendo que con todo lo que está ocurriendo en el mundo, resulta difícil combatir el populismo. Y más difícil resulta si se piensa que todo aquel que vota el tipo de populismo que representan Trump, Meloni, Orban, Putin, Milei, Lepen, es populista o trumpista o lepenista.
Si ese tipo de electorado votó a Trump no fue por error ni por identificación con semejante insolente. Algo se tiene que estar haciendo indebidamente para que ese fantasma populista recorra el mundo prometiendo arrasar con lo que tanto costó construir después de la segunda guerra mundial.
Totalmente de acuerdo con tu análisis , en mi opinión se ha producido un factor más en la decisión de no votar a la candidata demócrata que no se debe ni a ser mujer ni a su color , la Sra. Kamala Harris no era precisamente buena candidata , estaba muy tocada como vicepresidenta del presidente dimitido, el cual tampoco la ha apoyado en su campaña electoral. El carisma de Obama (o de la misma Sra de Obama) es irrepetible por ahora. Fantástica tu pregunta de cómo es posible que un pueblo vote al fantoche condenado ya por la justicia y lo convierta con sus votos en presidente , increíble la perdida de votos de la social democracia en el mundo , no será un problema de liderazgo de los políticos que encarnan estas opciones políticas?. Desgraciadamente ya no hay esos líderes de la social democracia y del centro izquierda como Obama , Olof Palme, Helmut Schmidt, Willy Brandt, Ramón Rubial , Nicolás Redondo , Felipe González , Alfonso Guerra, Juan Carlos Rodríguez Ibarra y muchos más. Habrá que buscarlos
Yo lo veo de otra manera.
1.- En EEUU tendrán que pasar muchos años para que una mujer gane unas elecciones a Presidente. Es una corporación de Estados con distintas economías y distintos caracteres. No es lo mismo un americano de Texas que uno de California. Aunque al parecer, coinciden en algo: son machistas y no van a elegir a una mujer, habiendo un hombre que pueda ser Presidente.
2.- Kamala Harris estaba en el sitio adecuado en el momento oportuno. Le pasó lo mismo que a Susana Díaz en Andalucía cuando Griñan se tuvo que refugiar en el Senado de repente por el caso de los EREs fraudulentos de Andalucía. Susana estaba allí y tuvo que coger la bandera en pleno combate. Como Kamala. Tuvo que recoger la bandera del suelo en pleno combate porque Biden ya había sido muy cuestionado por su patente precario estado de salud.
Kamala tampoco fue elegida por nadie. Le tocó estar allí en el momento oportuno.
3.- El viejo y conocido refrán: Más vale malo conocido que bueno por conocer, creo que ha tenido su peso a la hora de las elecciones. De nada sirvieron las ayudas prestadas en la campaña por Obama, su mujer Michelle, etc. El pueblo americano no se quedo convencido de la imagen populista de Harris y tampoco de las de sus ayudantes.
4.- El atentado fallido de Trump y las otras dos intentonas ñoñas de los siempre “ lobos solitarios “ que nos intentan vender como autores aislados e independientes, ya está muy visto. Sería deseable que en lo sucesivo esas escaramuzas siniestras se hiciesen de otra manera. Hay muchos ejemplos en la cinematografía, precisamente, norteamericana, donde se mata al Presidente de otra guisa. Cambien el chip.
5.- Llama mucho la atención que siempre que un candidato a la Presidencia del Gobierno de un país sufre un atentado grave, gana las elecciones. Aznar tuvo un atentado por coche bomba de los hdlgp de ETA y a los escasos 20 días ganó las elecciones. A Trump le ha pasado lo mismo.